Novillada en la Maestranza

Espectáculo frío y desangelado

  • Miguel Ángel Pacheco, Jesús Muñoz y Calerito, que se estrenaba con picadores en esta plaza, se marcharon de vacío

  • Novillada de Dolores Rufino, correctamente presentada y de juego variado; destacando los dos primeros

Calerito, en un muletazos por la espalda al mansísimo sexto.

Calerito, en un muletazos por la espalda al mansísimo sexto. / reportaje gráfico: víctor rodríguez

Después del triunfo de Ángel Jiménez y El Parralejo el pasado Corpus, la plaza de la Maestranza sevillana abrió sus puertas para otra novillada picada con Miguel Ángel Pacheco, Jesús Muñoz y Juan Pedro García Calerito en un espectáculo nocturno que registró menos de media entrada y que resultó desangelado en una noche muy fría. Únicamente los dos primeros ejemplares de Dolores Rufino, cuyo encierro estuvo correctamente presentado, dieron posibilidades para el triunfo. La terna se marchó de vacío, dejando mejor impresión Calerito, quien contó con el peor lote.

El linense Miguel Ángel Pacheco, era el único placeado de la terna, ya que sumó el año pasado 21 novilladas. El astado que abrió plaza se partió el pitón izquierdo al rematar en un burladero. Tuvo movilidad, recorrido y humillaba tras la muleta. Pacheco no pasó de un trasteo entonado, en el que consiguió dos buenas series con la diestra. Mató de estocada y fue silenciado.

Con el cuarto, con cierta movilidad, pero sin franqueza y que fue a menos, Pacheco, tras recibirlo con unas verónicas de rodillas, realizó una labor larguísima, correcta y que se fue diluyendo. Mató de una estocada certera y hubo petición minoritaria de oreja. Dio una vuelta al ruedo por su cuenta.

El cigarrero Jesús Muñoz llegaba con el bagaje de una novillada picada el año pasado, la de su debut en esta plaza ante una novillada de La Quinta y se le vio todavía bastante tierno para un compromiso en esta plaza. El segundo, al que le zurraron muy fuerte en varas y que se entregó en dos durísimos puyazos, resultó boyante. El torero no consiguió acertar con la colocación en una labor que no caló y tampoco acertó con los aceros.

Miguel Ángel Pacheco, en la estocada al cuarto novillo. Miguel Ángel Pacheco, en la estocada al cuarto novillo.

Miguel Ángel Pacheco, en la estocada al cuarto novillo. / Víctor Rodríguez

Con el deslucido quinto anduvo voluntarioso en un trasteo desigual y de largo metraje, matando al astado de estocada.

Calerito, quien se presentaba en la plaza de Sevilla con picadores y que la temporada pasada únicamente toreó en una novillada, fue el torero de mayor nivel. Recibió a sus dos oponentes con sendas largas cambiadas de rodillas a portagayola e hizo las cosas con criterio, aunque anduvo mal con los aceros. Con el noblote tercero, sin recorrido ni entrega, ganó terreno a la verónica y consiguió algunos muletazos estimables para cerrar con unas manoletinas.

El mansísimo sexto, el garbanzo negro del encierro, fue erróneamente ovacionado por parte del público en el tercio de varas en el que daba arreones y huía. Calerito se la jugó en dos muletazos por la espalda en los medios e intentó lidiar a un animal que salía con la cara por las nubes. El torero, sin opciones en su lote, fue consolado por sus banderilleros, cuando el público, aterido de frío, abandonaba la plaza tras un espectáculo desangelado.

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