Toros

Bautista y Victorino, broche de oro en un mediocre ciclo logroñés

Juna Bautista y el ganadero Victorino Martín, que renunció al indulto de uno de sus toros, a hombros en Logroño.

Juna Bautista y el ganadero Victorino Martín, que renunció al indulto de uno de sus toros, a hombros en Logroño. / efe

Hubo que esperar a la última de feria para ver un espectáculo de primerísimo nivel gracias a Victorino con una corrida brava en la que destacó el toro Verdadero, para el que se llegó a pedir el indulto, premiado con vuelta al ruedo en el arrastre.

Y con este ejemplar emergió un Juan Bautista también excepcional. Cuajó, posiblemente, una de las faenas más rotundas e importantes de su carrera. Lo toreó a las mil maravillas en una faena de mucha intensidad y ritmo creciente. Las series, siempre a más en número de pases, y los muletazos, muy templados, largos, profundos y por abajo. Con la plaza convertida en un hervidero, el francés se descolgó de hombros, se abandonó por completo y empezó a torear con un desmayo y una cadencia extraordinarios. Empezaron a asomar pañuelos blancos en demanda del indulto pero fue el propio ganadero, en un gesto que le honra, el que así lo determinó. No le valía para semental, aseguraba.

Otro apéndice más obtuvo del quinto, excelente, muy humillador y con codicia. Bautista, que anduvo muy variado con el percal, volvió a torear de maravilla por el lado derecho en una faena perfectamente estructurada.

Otro que rayó a buen nivel fue Curro Díaz, pero sólo con su primero, encastado y con mucha transmisión, al que cuajó en una labor sincera, de mucho gusto, pureza y plasticidad. Muy medida y sin alharacas.

El cuarto tuvo movilidad, pero no sin tanta franqueza como el anterior. Curro Díaz, correcto en los primeros compases, no acabó de cogerle el aire.

Román pasó de puntillas en su primero, que acometía de largo, con codicia y por abajo, mejor sin cabe por el derecho. Tampoco aprovechó al encastado sexto con otra faena deslavazada.

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