El ganador de 'Pasapalabra'

Las cientos de miles de palabras que se ha aprendido Pablo Díaz

  • En esta entrevista a este periódico el día después de conseguir el bote de 'Pasapalabra' el concursante tinerfeño desgrana cómo se preparó desde 2015 para alcanzar su meta

  • "Sólo es un 1% los espectadores que son realmente haters, que te odian a muerte", asegura

Pablo Díaz en 'El Hormiguero' de este jueves

Pablo Díaz en 'El Hormiguero' de este jueves / Atresmedia

El tinerfeño Pablo Díaz a sus 24 años se sabe los 88.000 términos del diccionario, todos los departamentos administrativos y sus capitales de todos los países del mundo o todos los medallistas de oro de los Juegos Olímpicos desde 1896.

Un portento, casi imposible de batir, y llamado a ser el ganador, algún día, del bote de Pasapalabra. Y eso ocurrió este jueves por la noche en Antena 3, para emoción de Roberto Leal y de su rival, Javier Dávila. Se ha llevado 1.828.000 euros.

Pablo responde a este periódico a primera hora del viernes, “muerto de sueño” se disculpa, después de acostarse a las cuatro de la madrugada hablando con sus seguidores en Twitch.

–¿Cuándo empieza esta historia, el primer día que se prepara para ir a Pasapalabra?

–Empecé a estudiar en noviembre de 2015 y el primer casting fue en junio de 2016, en el Fnac de Callao. Me salté un ensayo de la orquesta y ahora que he ganado el bote lo puedo decir. No concursé hasta 2017 porque es normal que no te llamen hasta al cabo de varios años.

"Tengo apuntadas todas las divisiones administrativas de todos los países y sus capitales y tengo apuntados todos los presidentes de todos los países de toda la historia"

–¿Y qué listas raras se le han quedado para siempre ya en la memoria?

–Yo me he hecho listas de todo. La clave son las palabras que ya han pasado por el programa y el diccionario completo, que son 88.000 palabras. Al menos tienes que apuntar las difíciles. Y luego está todo lo demás, también. Yo tengo dos listas que son las que al final me han dado el bote:todas las divisiones administrativas de todos los países y sus capitales y tengo apuntados todos los presidentes de todos los países de toda la historia. Afortunadamente el día del bote me salió el presidente de un país nuevo como Estonia, que son cuatro o cinco. Me he apuntado todos los municipios de España, todos los ganadores olímpicos, miles y miles de escritores, cineastas, músicos. Todos los álbumes que han sido número uno en el Bilboard. La mayoría no me han servido para ganar el bote, pero son conocimiento ¿no?

–Hay un momento antes de la palabra “Dux” que ya siente que va a ganar el bote.

–Sentí que podía ganar el bote al oír la definición de uve en la primera vuelta. En el rosco casi siempre hay cuatro difíciles, están compensados, y ya había escuchado completo el de Javier. Yo sabía que en la uve estaba la última difícil. Dux no era de las difíciles. En la uve dudaba entre “vilano” y “verolís”, que es la flor de la caña de azúcar.

–Usted ha aprovechado cada momento para estudiar...

–Donde sea y en todo momento. En cualquier sitio que os pudierais imaginar he estado estudiando. He estudiado en la casa de mis mejores amigos mientras hacían otras cosas, en clase, por la calle. Yo rascaba todos los momentos muertos, que son muchas horas en el día. Y como estudio en el móvil con la aplicación Anki, que es muy cómodo, ha sido una facilidad.

"Yo tampoco quiero creerme ejemplo de nada"

–¿Se siente ejemplo para los jóvenes? Con la pandemia los jóvenes son muy criticados.

–Yo animo a todo el mundo a la pasión por aprender, por la curiosidad, el estudio. A mí me encanta cuando veo a otros que tienen el mismo sentimiento como yo. Pero yo tampoco quiero creerme ejemplo de nada. Yo hago lo que me gusta y si la gente comulga, encantado, pero no quiero dar lecciones. Yo todo esto lo he hecho con humildad

–¿Cómo ha sido la relación con el equipo, con Roberto Leal? Ha sido un año en el plató.

–Roberto es una persona maravillosa y un profesional increíble, es evidente. Es un amigo fuera del programa. Y también tengo ahí amigos como es el equipo, los rivales que son más bien compañeros. Con Javier Dávila he tenido una relación muy bonita. Y hay tantas personas que hacen posible este programa. Si no está Adri en sonido, si no está Sole en la limpieza, o Bea en las azafatas, todos ellos hacen que el programa salga adelante. Es un engranaje inmenso y todos me han hecho sentir muy bien.–Usted no tiene que demostrar su calidad humana ¿pero convencería a los ‘haters’ que ha tenido en las redes sociales tras un año en antena?

–Es difícil llevarte la impresión de una persona en tan poco tiempo como el del rosco y en una sola faceta. Ahí estamos tensos y no se me ve como si charlara en un bar. Pero es importante entender que los que me pueden realmente odiar en las redes es algo muy residual. El 98% de las personas te siguen, te ven, se alegran contigo. Lo normal. Y después hay un 1% que te idolatra hasta las trancas y sólo un 1% que son realmente haters, que te odian a muerte. En fin, es un 1%, pero se hace mucho ruido en las redes y los algoritmos, el clickbait, elevan el morbo. Se infla, pero es residual. La gente es sana.

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