TV-Comunicación

La cadena bien atada

  • TVE vivió un ligero aperturismo con Adolfo Suárez como director general y 1973 fue el mejor año del ente.

El atentado de Carrero Blanco se produce a primera hora y en estos tiempos, con un suceso así, a los pocos minutos tendríamos fotos y vídeos, noticias en las webs, miles de comentarios en las redes sociales y las cadenas interrumpirían sus emisiones. Pero si hablamos de 1973, con toda su grisura, TVE mantuvo su programación habitual y no comenzó hasta las dos de la tarde de aquel jueves. Fue en el Primera Edición cuando se aportaron los primeros datos pero la versión oficial no llegó hasta el comunicado facilitado por el Gobierno en el Telediario de la noche. La programación estuvo dos días de luto, con conciertos sacros, documentales y algún reportaje retrospectivo del presidente asesinado, cuyo entierro fue retransmitido en directo en la tarde del sábado. Con esas imágenes comienza precisamente la serie documental La Transición de Victoria Prego. Los niños de la época, ayunos de dibujos animados y payasos en el inicio de las vacaciones navideñas, contemplaron así el primer entierro de su vida.

A Carrero Blanco, quien escandalizado había pedido quemar la película Canciones para después de una guerra, se le coló La cabina ya que por fortuna no interpretó símbolos políticos en su claustrofóbico relato. En 1973 el telefilme de Antonio Mercero y José Luis Garci ganó el único Emmy del que puede presumir la televisión de España. También estaba nominado otro polémico mediometraje, Juan Soldado, de Fernán Gómez, del que fueron censurados siete minutos. Carrero fue condescendiente con La cabina porque para eso Mercero era el padre de su principal encargo televisivo, Crónicas de un pueblo.

Pese a la tijera y a la presiones en un TVE bien atada, con la mirada del cancerbero fiel, 1973 fue el mejor año de la historia del ente, con la herencia de Adolfo Suárez como director general, que fue relevado con la incorporación del presidente por Rafael Orbe. La oxigenación de la cadena pública se estaba gestando por el subsuelo. La vía de escape de dar una imagen europea y aperturista en los programas de entretenimiento y algunos culturales, compensaba lo reaccionario de los informativos y programas institucionales. Era una TVE de cascabeles, donde se preguntaba "¿Cómo están ustedes?" y que daba paso a la Edad Media cuando aparecía un señor con corbata. A las series se les llamaba, con toda la razón, "dramáticos".

Pilar Miró probó el primer late show, Mónica de noche, con una sexy Mónica Randall, pero los tiempos no estaban para cruzar el Mississippi. Si TVE fuera La Rioja, 1973 sería un año excelente, el mejor de todas sus cosechas: se abrió El circo de TVE, se afianzaron Un, dos, tres, El hombre y la tierra y las cachas del zoom de Lazarov; en Estudio 1 se grabaron Las brujas de Salem (ejem) y Doce hombres sin piedad; Miguel de la Quadra Salcedo era premiado en Cannes por un reportaje sobre el terremoto de Nicaragua. Bueno, y en la noche de los sábados nació una cosa llamada Informe Semanal.

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