carme chaparro. 'de mayor quiero ser'

"Los adultos hemos perdido la pasión por las cosas"

  • La conductora de informativos de Cuatro publica su segunda novela cuando estrena programa en Divinity

Carmen Chaparro y la gimnasta olímpica Almudena Cid.

Carmen Chaparro y la gimnasta olímpica Almudena Cid. / mediaset

Divinity estrena a la una de la tarde De mayor quiero ser, un programa en el que los pequeños conocen a profesionales de Mediaset para despertar su vocación. Una de las participantes de esta iniciativa de Mattel es Carme Chaparro, de los informativos de Cuatro, con 20 años en esta compañía audiovisual. Ha publicado la novela No soy un monstruo, que será llevada al cine, y tiene en imprenta la segunda parte, La química del odio. La gimnasta Almudena Cid será otra de las participantes en este De mayor quiero ser.

-Las mujeres del mañana necesitan ejemplos de las mujeres de hoy...

-Las niñas necesitan ejemplos para seguir y ahora tienen buenos espejos en los que mirarse. Una gimnasta, una astronauta, una escritora...

-¿Cómo ha sido la experiencia de Marta, la niña que aparece en su entrega?

-Tiene nueve años y quiere ser escritora. La llevé a la tele, a una biblioteca, a una librería, a la imprenta donde está mi segunda novela. Ella tiene mucha pasión por la literatura. Se lo pasó muy bien. Aprendió mucho, pero más aprendí yo de Marta. Los adultos hemos perdido la pasión y la ilusión por las cosas y los niños la tienen. Le dimos además una buena sorpresa.

-¿Siente usted que le falta pasión en su trabajo?

-No, yo me siento muy bien en mi trabajo. Esa ilusión de cada día me hace precisamente sentirme niña. Yo soy de las que me levanto con alegría los lunes. Me puedo sentir afortunadísima con este trabajo.

-¿De pequeña qué quería usted ser de mayor?

-Yo vivía en Valencia y en la zona más bonita de mi barrio, que estaba todo en construcción, era la consulta de la pediatra, que tenía niños dibujados en las paredes. Yo de niña quería ser pediatra, pero me pudo más la literatura.

-De la literatura pasó al periodismo, y de ahí un viaje de vuelta.

-Sí, ha sido una concatenación. Empecé a estudiar Periodismo en el 91 porque era la mejor manera de convertirme en escritora. Lo de llegar a la televisión fue algo inesperado.

-¿El pasado 8 de marzo comprobamos que aún quedaba un trecho largo por hacer en la lucha por la igualdad?

-Hace años parecía que habíamos alcanzado una meta pero las mujeres aún tenemos que luchar mucho por la igualdad. Me sorprenden los casos de violencia de género entre los jóvenes, con el control a las chicas a través del móvil. Sólo hay que ver las desiguladades salariales para admitir el problema. Si se publicaran todos los sueldos nos daríamos cuenta. Yo me llevé a la manifestación a mi madre y se sorprendió de la respuesta. Es importante que hayamos conseguido salir del armario de la vergüenza. Me da igual a estas alturas que nos llamen feminazis. Tenemos que aprender a no tener vergüenza y a pelear por nuestros derechos. Es bueno para mujeres y también para los hombres.

-¿Y cómo se organiza para tener tiempo para escribir?

-Busco tiempo y siempre llevo el ordenador encima. En la peluquería de la tele, a veces me levanto antes, a las cinco. O escribo cuando dejo a las niñas en las extraescolares. Toda las emociones que no se puede poner en la entradilla de las noticias se las pongo a la novela, aunque la realidad supera a la ficción. Soy de ir con una liberta y apuntar las frases que oigo en la calle. Me preocupo para que los diálogos de la novela se puedan decir en voz alta, que suenen reales.

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