Al final fue demasiado para Susan Boyle. El ascenso meteórico del ama de casa escocesa al estrellato, su presencia en los medios, la persecución de los fans y la presión para que ganara el show televisivo Britain's Got Talent le han acabado pasando factura.

Tras su sorprendente fracaso en la final del programa el sábado por la noche, cuando la cantante amateur fue superada por el grupo de danza Diversity, la mujer, de 48 años, ha tenido que ser ingresada en una clínica psiquiátrica de Londres con síntomas de agotamiento y estrés.

Ya al final del concurso se veía venir. Frente a las cámaras, Boyle se mostró como una buena perdedora incluso bromeando con los ganadores. Pero luego se dice que lloró y perdió los nervios.

"Odio este programa", habría estallado detrás del escenario, y arrojó agua al parecer sobre uno de los colaboradores que quiso calmarla. Al día siguiente se comportó también de forma "rara", según testigos, en el hotel en el que se alojaban los finalistas. Al final llegó la ambulancia.

Cuando, en la gala final, la aspirante a estrella volvió a cantar I dreamed a dream, el tema que la lanzó al estrellato, la reacción del público fue muy diferente a la de la primera vez. Incluso se oyeron algunos abucheos. Faltó el factor sorpresa y, además, parece que ni a los espectadores ni al público les había gustado que se diera por sentada la victoria de Boyle.

Aunque a nivel financiero no se trata en absoluto de una derrota. Pese a no llevarse el cheque del concurso de 100.000 libras, los medios estiman su valor de mercado en hasta ocho millones de libras. "Tiene un brillante futuro", ha dicho uno de los integrantes del jurado del programa.

La final de este concurso musical, emitida por la veterana cadena privada ITV, fue seguida por una media de 15,3 millones de espectadores, lo que representa un 15,3% de cuota de pantalla. Aunque en el momento en el que el jurado dio a conocer su fallo, en pleno 'prime time' del sábado, la audiencia rondó los 20 millones de personas, lo que con respecto a términos generales supone la tercera parte de la población global del Reino Unido.