Crónica de 'Masterchef'

El Sevilla le regala un chow-chow a Tamara

  • El cantante de Mojinos Escocíos, tras haberse picado con Vicky Martín Berrocal, quedá eliminado de 'Masterchef Celebrity' por cocinar arroz y hacerlo peor que Juan Avellando

Tamara Falcó, salvada de la eliminación junto a quien se marchó anoche, El Sevilla

Tamara Falcó, salvada de la eliminación junto a quien se marchó anoche, El Sevilla / RTVE

Yolanda Ramos es el oráculo sabio de Masterchef Celebrity 4. Dictó principios este miércoles: prefiero tirarme un pedo antes que llorar.

La fisiología vuelve a unir esfínferes con el llanto. Quien llora no mea y en el programa de ayer Juan Avellaneda se hartó de llorar.

El más primoroso de los concursantes, que cocina vestido de Bécquer, estuvo a punto de irse anoche por empeñarse en hacer una tortilla fea con pisto.

Se salvó porque finalmente El Sevilla se obcecó en hacer un arroz lavado. Con arroz la eliminación es segura. Es el producto maldito, que se va de cocción en segundos y que sólo se puede salvar con un buen sofrito y horas de mimo previo. Lo contrario a los sprints de cacerolas. La prueba final de este miércoles iba de sacar partido a lo mínimo, una sartén y una cuchara de palo.

Jordi Cruz se infló de oficio y ego, a partes iguales, y se puso a hacer cuatro platos de alta cocina con los que palidecían los candidatos al  cese.

A Ana Milán le parecía todo esto muy erótico.

Decíamos, El Sevilla y sus quintillizos se marcharon por la puerta de atrás por guisar arroz lacio con la sobacos al aire. La propuesta era aún peor que el retruécano revuelto de Avellaneda.

Si se elige arroz en Masterchef no es riesgo, es inconsciencia, advirtió Jordi.

"Entré como un cocinillas y me voy con la idea de no saber nada de cocina", lamentó el Mojino, dispuesto a no entrar en una cocina en su vida, encorajinado, ante el consuelo de Pepe Rodríguez y los lamentos del gallinero.

Entre el glamour y el rock los dos habían perdido pero el jurado salvó a Avellaneda por trayectoria.

Ya El Sevilla entraba en barrena cuando en la prueba colectiva, con el menú en un colegio (el Federico García Lorca de Alcobendas), se enganchó con Vicky Martín Berrocal entre pescados y albóndigas de sus respectivos equipos. La cordobesa decía que el pescado sabía a hospital y el rociero decía que las albóndigas eran de caca de la vaca. Los escolares, flipando.

Vixky y Ana Milán son los Hugo Castejón sutiles, ingrávidas y gentiles. Sobre ellas sobrevuela en cualquier momento la impertinencia. Sobre Marta Torné sobrevuela la malaje.

Ana se rendía ante Jordi Cruz por su menú y porte altanero,  con Tamara Falcó suspirando. Le ha pedido a El Sevilla que le mande su discografía completa.

Nos imaginamos a Isabel Preysler escuchando en el jardín mientras lee a Descartes lo de "Déjame que te acaricie el chow-chow".

A Tamara le buscan novio para compartir novenas.

¿Y Los Chunguitos?  Trabajando. Están asesorados y garantizan audiencia.

Ana Milán le rectificó a José en la subasta de casquerías que dijera "empujar" en lugar de "pujar ". Cuando la ilicitana se pone docta se le sube la antipatía por encima de las orejas. Entre este personal al final se distingue Almudena Cid con su vocecita que se transforma en cabriolas y su actitud de gimnasta detallista para bordar los platos en la eliminación.

¿Un pronóstico de cara a la semana próxima?  El paisano Félix Gómez juega a eliminarse. Su empeño está por encima de su pericia y se sigue salvando por los pelos.

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