TV-Comunicación

Malabarismos tramposos

  • Telecinco hace lo nunca visto: emite el desenlace trágico de 'Sin tetas no hay paraíso', pero anoche ofrecía el final edulcorado mientras anuncia una tercera temporada

Españoles, el Duque ha muerto. Es algo insólito en la televisión comercial de las ficciones. Los protagonistas nunca mueren. Como mucho los mandan al mismísimo Caribe, el final alternativo de Sin tetas no hay paraíso. Sólo Mercero, en otro tiempo, pudo atreverse a matar a Chanquete. El personaje de Miguel Ángel Silvestre acabó a balazos para conmoción de la audiencia femenina porque además de la marcha del actor, abandonando el proyecto que le ha dado fama (y se nos marcha por lo visto a Hollywood), la cadena tenía previsto dulcificar esa misma despedida emitiendo anoche el otro final. Catalina finalmente se reencuentra con su novio, el mayúsculo macarra, un tipo sin corazón que ha roto muchos corazones, para suspiro de quienes querían quedarse con un gusto meloso en la boca. Como aquellos libros juveniles que se pusieron de moda en los 80, el espectador se puede quedar con un final o con otro. Dos episodios al precio de uno (sólo se diferenciaban en tres minutos, remate duro o culmen empalagoso) y Telecinco ha hecho caja registradora y audímetro con ambos. Los índices mensuales de la alicaída cadena han mejorado, aunque a un palmo de Cuatro por detrás, gracias a esta estrategia digna del más hábil de los trileros.

La impresión de la noche del jueves (sin la competencia de Cuéntame y sólo con el estreno El mentalista pujando) fueron esos fatales borbotones de sangre que impregnaron la camisa del Duque mientras Cata lo recogía en su regazo después del aparatoso tiroteo con su rival, Morón. El Duque se nos va al otro barrio tras haber saldado cuenta con la competencia. Si quieren encontrar un final aproximado en la historia de la televisión (una posible inspiración de los guionistas) la tienen en la segunda parte de Hombre rico, hombre pobre (1978). El senador Rudy Jordache, interpretado por Peter Strauss, se desquitaba en un callejón con Falconetti, el asesino de su hermano. Pero el malo, ay, tan malo, moribundo era capaz de endosarle un tiro mortal por la espalda al bonachón protagonista. Strauss, que estaba hasta el flequillo de Rudy Jordache, exigió morirse, como ahora ha hecho Silvestre con el Duque y no estirar más la serie.

Pero ni Telecinco ni la productora Grundy están por la labor de tirar por la ventana el éxito de este culebrón de lujo. En el final trágico Catalina acaba entre rejas pero desde ahí partiría la tercera temporada de Sin tetas no hay paraíso a partir del próximo otoño. La protagonista ha tocado fondo, y desde el submundo de la prisión intentará rehacer su vida. Si la dejan. Esos son por los menos los mimbres que resta la matanza de la noche del jueves. Lo único claro es que el Duque no volvería desde la tumba (aunque, que conste, no quedó aclarado del todo el desenlace mortal). Y Telecinco no está en condiciones de quedarse sin Sin tetas. Ya ha tenido bastante con dejar marchar a Fernando Alonso y a su amigo Antonio Lobato.

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