Televisión

Fátima Díaz

Lazos que atan audiencias

LOS amantes de la crónica social patria han estado de enhorabuena este verano. Lazos de sangre se estrenó en La 1 el 5 de julio, a inicios de la temporada estival y, con tan solo ocho entregas, se ha convertido en el programa revelación del verano. Cada semana este documental aborda y desgrana la vida y trayectoria de grandes sagas familiares de la sociedad española, una auténtica delicia para los seguidores del famoseo nacional.

El ingrediente fundamental que ha cocinado el triunfo ha sido la nostalgia, algo muy propio a los espectadores de TVE. La nostalgia rodea a Lazos de sangre en todo momento y sobre la nostalgia pivota absolutamente todo lo demás. Los adultos que estén frente al televisor recordarán a las personalidades más grandes en su apogeo (Lola Flores, Rocío Jurado, Isabel Pantoja o Carmina Ordóñez) y las compararán con las estrellas del papel couché del presente y se darán cuenta de que cualquier tiempo pasado fue mejor.El documental, seguido de una tertulia conducida por Inés Ballester que no tiene desperdicio, también sirve como una guía didáctica de cultura pop para las nuevas generaciones. Los jóvenes deben conocer que Rocío Jurado es 'La más grande', que como Lola Flores no había ninguna, y que si hubo una reina indiscutible de las exclusivas esa era Carmen Ordóñez. Un verdadero diccionario de la vida en rosa.

Lazos de sangre se ha desarrollado mediante la narración de una voz en off, y las imágenes de archivo de TVE se van sucediendo a la vez que diferentes personalidades del mundo del corazón o del entorno de la familia protagonista van hablando sobre la vida de esas celebrities de cinco jotas. Este programa, pensado en principio para rellenar la parrilla veraniega pero con vocación de permanecer vistos los índices de audiencia, nos ha permitido ver de nuevo a dinosaurios del tipo de Jesús Mariñas, Maria Eugenia Yagüe, Carlos Ferrando o Hilario López Millán hablando sobre figuras de hoy y de siempre como Lola Flores, Rocío Jurado o Miguel Bosé.

Porque, no crean, el árbol genealógico de los famosos es más complicado que Juego de tronos. La Pantoja con los Rivera que luego se unen a los Ordóñez y durante un tiempo emparentados con la Casa de Alba; los Dominguín Bosé, familia de Carmina y Belén Ordóñez, y los Iglesias Preysler también familia de los Falcó, de los Boyer y ahora aparece en la ecuación Vargas Llosa. Desde luego es para coger apuntes y estudiárselo. Hacía tiempo que en televisión no se hacía una crónica social respetuosa, alejada de sensacionalismos baratos y sin caer en el morbo gratuito. Los espectadores están un poco hartos de gritos y faltas de respeto.

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