La enseña blanca y verde

Las imágenes inéditas del 4-D de 1977 en Sevilla que halló en una caja de zapatos una periodista de Canal Sur

La manifestación de 1977 en Sevilla en una imagen captada por Manuel Ruesga Bono

La manifestación de 1977 en Sevilla en una imagen captada por Manuel Ruesga Bono

Canal Sur ofrece en esta mañana en su informativo matinal una imágenes inéditas del despliegue de la bandera andaluza por primera vez desde la Guerra Civil en el Ayuntamiento de Sevilla. Un documento valiosísimo ya que no se tenían documentos en cine o vídeo de aquel instante histórico. El 4 de diciembre ha quedado instaurado como el día de conmemoración hacia la Arbonaida, la enseña blanca y verde, y las ansias autonomistas  que lanzaron a la calle a cientos de miles de andaluces en 1977.

La historia de esas imágenes ha sido desvelada por la conocida periodista de la cadena pública Esperanza Torres, rostro pionero de los informativos de Canal Sur, durante años presentadora de Parlamento y voz en las retransmisiones cofrades sevillanas. Esas imágenes históricas de la bandera en Sevilla han sido encontradas en una caja de zapatos... en la casa de los padres de la propia redactora.

El padre de Esperanza Torres había dejado varias películas en Super 8, imágenes caseras de su tomavistas, que se pensaba que eran instantáneas familiares sin mayor trascendencia. En el visionado de lo que parecían unos documentos sin mayor relevancia pública aparecieron los instantes del izado.

La redactora ha cedido esas imágenes para compartirla con los espectadores de cara a los 45 años de aquellas manifestaciones y la colocación en el balcón principal de Ayuntamiento sevillano de los colores de nuestra tierra. Torres homenajea también a su padre, que estaría orgulloso de compartir esa película con todos sus paisanos. 

Ahora que cualquier momento puede ser captado por miles de móviles a la vez, con cada persona convertida en un reportero llevando su cámara encima, en los años 70 los tomavistas eran objetos de presencia escasa y sus películas eran de apenas tres minutos, que se dosificaban a conciencia por parte de los cineastas aficionados. Era la primera oportunidad de producir imágenes propias y disfrutarlas en casa en privado.

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