Epi era naranja y Blas, amarillo. Uno, una sonriente naranja y el otro, un agrio limón. Barrio Sésamo instauró su pareja más popular de peluches para escenificar la diversidad y la tolerancia. Epi y Blas representan cómo la convivencia entre personas muy dispares, incluso totalmente diferentes, es posible e incluso aconsejable.

Tras los sketches de humor de los dos amigos que vivían juntos (y siempre al margen de cualquier interpretación sexual), el programa de la cadena pública PBS, con 53 años de historia a sus espaldas, debe insistir en su lucha contra el racismo.

Su última incorporación ha sido la de dos personajes negros al elenco del programa: un curioso niño, Wes, y su padre Elijah. La doble incorporación forma parte de la iniciativa de  familiarizar a los niños espectadores de todos los pa´sies con loa variedad racial. Padre e hijo se suman a la tanda de espacios  ABCs of Racial Literacy (El ABC de conocimientos raciales). Con estos especial se quieren hacer nota las diferencias físicas entre personas, una inquietud siempre preente en Barrio Sésamo, donde además de Epi y Blas viven un puñado de seres distintos a los convencional, unos monstruos que en el mundo de la vida real serían seres abominables. En el mundo de felpa de las marionetas son de lo más adorable.

“Creemos en un mundo en el que todos los niños pueden alcanzar su potencial y su humanidad máxima, y hacerlo celebrando las razas, etnicidades y culturas", expone el programa de CWT, heredero de Jim Henson, en un comunicado.

Como didática, en esos programa Elmo se interesa por la piel de Wes. El padre responde que es por la melanina, "algo que todos llevamos dentro de nuestros cuerpos y que hace que el exterior de nuestro cuerpo tenga el color de piel que tiene", diferencia que no afecta a la personalidad, insiste el espacio para inculcar ideas de tolerancia y afectividad.