Corre el año 1976. Un joven político llamado Adolfo Suárez llega al poder y, con él, el destape, la tele en color y las libertades sociales. Este es el punto de partida de la nueva temporada de Cuéntame cómo pasó, la décima, que se estrena esta noche a La 1. Imanol Arias, uno de sus protagonistas, nos desvela algunas de las claves de la serie.
-Nueva temporada y nuevo look para Antonio Alcántara, que se deja bigote...
-Es una manera de identificarse con Adolfo Suárez. Era un símbolo para una generación que por entonces tenía cuarenta o cincuenta años, porque suponía no sólo un cambio de época sino de tendencia. Fue alguien que, más que a la política, representaba una mayor libertad. Sin embargo, lo que más recuerdo del 76 es que te podían matar en la calle más fácilmente que en el 55, pero no a manos de la policía, sino de la propia gente. Después de toda la vida atados con un cinturón, nos soltaron de repente.
-¿Vivió usted con tanta intensidad la llegada de Suárez?
-Yo tenía 19 años y no me interesaba. Yo ya estaba en Madrid, había muerto Franco y no militaba, nunca me ha gustado pertenecer a ningún partido, pero mi generación no sentía tanta fascinación por Suárez. Se fascinó con ciertas libertades, con el deseo de trabajar...
-¿Cómo afectará a los personajes de la serie esta libertad repentina?
-Los personajes se destartalan, que es lo normal. Vamos a intentar llegar al fondo de los miedos, los vicios, las aficiones... todo lo que antes estaba controlado y ahora ya no. Se producen tramas menos históricas y más volcadas en lo personal. Pero, desde mi punto de vista, hay un problema histórico y es que, realmente, en el 76 no pasaron tantas cosas. Todo ocurrió en el 76, en el 77 y en el 78, y hemos querido juntar el concepto de los tres años. El primer capítulo se llama Adiós faja, adiós, que simboliza el fin de la opresión.
-¿Qué personajes de la trama asimilarán mejor el cambio?
-Los que vienen del pueblo son los que mejor se adaptarán. Paquita, mi sobrina, se va a convertir en una fiera en asuntos de negocios y Miguel será un pelele a su lado. Nos va a tener enfadados todo el año, no nos dirigiremos la palabra en toda la temporada.
-En fin, ¿cómo afectarán los nuevos tiempos de la Transición a la vida familiar de Los Alcántara?
-Antonio y Mercedes van a tener un año muy divertido porque van a estar tan ocupados que no tendrán tiempo ni de pelearse. Van a quererse mucho pero a verse muy poco. Carlitos empieza a pasar más tiempo fuera de casa, a fumar, le pillan en casa con una amiga una tarde que pensaba que sus padres no iban a estar...
-¿Qué papel tendrá Antonio en esta revolución social?
-Antonio se introduce en el mundo de las revistas gráficas, que era una novedad absoluta. Eran revistas que se vendían como churros porque incluían chicas desnudas y artículos de política. Mezclar el destape con la política ha tenido un resultado estupendo. Para mi gusto, ha sido más interesante que mezclar política con las ambiciones o con las tramas familiares. Era muy espectacular ver esas portadas en un país tan reprimido. A Antonio le va a pasar la vida por encima. Le va a llegar la angustia tras la opresión, no entiende nada y empieza a justificar casi todo. En las familias va a haber un desajuste.
-¿Le tocó vivir la época del destape al principio de su carrera?
-En el 76 yo era figurante y teníamos dos precios: los que iban vestidos y los que iban desnudos. Hacíamos las dos versiones. El destape fue algo que viví en mi trabajo. Hubo gente que me llegó a ofrecer dinero para salir al escenario en mi lugar y poder ver chicas desnudas.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios