Las consolas son, año tras año, el regalo estrella de las navidades junto con otros aparatos tecnológicos. Este mes de noviembre salieron nuevas consolas al mercado: PlayStation 5, Xbox Series X y Xbox Series S.

Sin embargo, distinguir sus características a veces resulta un poco complicado, por lo que te explicamos los puntos que debes tener en cuenta a la hora de elegirla:

Las más top: PlayStation 5 y Xbox Series X

PlayStation 5 (PS5) y Xbox Series X (XSX) son las dos grandes apuestas técnicas de esta nueva generación de consolas, por lo que se encuentran dentro de la llamada gama alta.

Son muy parecidas: aguantan resoluciones 4K y cuestan 500 euros (400 euros en el caso de la PS5 sin lector de Blu-Ray). Además, cuentan con la misma arquitectura de GPU (RDNA 2), tienen 8 núcleos y un procesador Zen 2 y 16 GB de RAM.

Las diferencias entre ambas son mínimas: la XSX tiene más espacio de almacenamiento (1TB SSD frente a los 825 GB de la PS5), aunque en los dos dispositivos existe la posibilidad de ampliación. Otra diferencia se encuentra en los llamados "TeraFLOPS", de los cuales la PS5 tiene 10.28 y Xbox tiene12. 

El FLOP es una medida que se utiliza para ilustrar el rendimiento total del dispositivo (GPU+CPU).

Un dato a tener en cuenta es que la gran mayoría de juegos de Xbox One o PlayStation 4 son compatibles con estas nuevas consolas. 

Hacerse con una de estas consolas es complicado, pues se agotan muy rápidamente. La llegada de stock de PlayStation 5 normalmente se avisa con días de antelación en las diferentes tiendas de electrónica. En el caso de Xbox Series X, la tienda oficial de Microsoft suele avisar de cuándo se repone en alguna tienda.

Que no cunda el pánico: ante la llegada de la Navidad se han puesto más unidades a la venta.

Aún así, si estás pensando en comprar alguno de estos modelos, lo recomendable es estar atentos a canales de Telegram o cuentas especializadas.

La hermana pequeña: Xbox Series S

Esta consola es 200 euros más barata. 

Cuesta 300 euros, su diseño es diferente y su tamaño es menor, pues  pesa 1,92 kilogramos (las otras dos pesan casi cinco). Es mucho menos potente, lo que no quiere decir que sea peor.

Esta consola no soporta el 4K, pues se queda en el ya establecido Full HD (1080p). Sin embargo, esto no tiene que entenderse como algo negativo, pues muchos usuarios ni si quiera tienen un televisor 4K en casa.  

Su almacenamiento también es menor: 512 GB que se quedan en 364 GB, pues el resto los ocupa el sistema operativo. No obstante, el disco duro es el mismo que en el resto de consolas: un SSD, por lo que la consola será igual de rápida en tiempos de carga y no habrá que esperar para jugar.

Otra ventaja de Xbox Series S es que también soporta la tecnología ray tracing, la cual permite mejorar la iluminación, las sombras y los reflejos de los títulos ya que, en vez de reproducir las luces, calcula la incidencia de los rayos de luz según la posición del personaje.

Elección final

Por lo tanto, la elección depende de si al consumidor le merece la pena sacrificar la resolución 4K y algo de almacenamiento (que siempre se puede ampliar con un disco duro externo) a cambio de ahorrarse 200 euros y no perder la gran promesa de esta generación, el ray tracing: la respuesta generalmente es que sí renta.

Salvo que tengas la capacidad de reproducir los juegos en 4K y mucho interés en ello, la mejor opción es comprar Xbox Series S.

Además, el tamaño y peso reducido de la hermana pequeña de estas nuevas consolas permite colocarla en cualquier parte y llevarla fácilmente en los viajes contigo. Por 300 euros, tendrás a tu disposición una consola que nada tiene que envidiar a sus hermanas "mayores".