El arquitecto Antonio Arévalo se inspiró en la Basílica de San Pedro para proyectarla.

Fue construida en el espacio que ahora ocupa la Plaza de Santa Cruz y albergó la tumba de Murillo.

Su estilo original era gótico-mudéjar, pero se reconstruyó en los siglos XVI y XVIII.

Las hermandades de las Cigarreras y los Estudiantes la han ocupado este último siglo.

Está construida sobre una antigua mezquita y tuvo que ser restaurada tras el terremoto de Lisboa.

Es un edificio religioso gótico-mudejar levantado a mediados del siglo XIII.

Fue construida entre 1999 y 2002 en el lugar donde estaba la anterior, que fue cerrada en 1997.

Pertenecía al antiguo convento Casa grande de la Merced, actual Museo de Bellas Artes de Sevilla.