Más del 25% de las personas tratada reciben algún tipo de tratamiento de reperfusión. La mortalidad y discapacidad por esta enfermedad ha disminuido en los últimos años gracias a la detección precoz, el control de factores de riesgo y la introducción de medidas terapéuticas.

Los anticoagulantes redujeron un 50% la mortalidad en hospitalizados por Covid-19.

Dolores Aveiro, de 65 años, fue ingresada de urgencia esta madrugada en un hospital de Funchal, capital de Madeira, tras sufrir un "accidente cerebrovascular isquémico".

El proyecto planea instaurar un protocolo para la detección precoz del infarto cerebral a edades tempranas en el que se prepare tanto al personal sanitario como a los familiares y a la población en general.

Se priorizarán proyectos de enfermedades que suponen un drama social por sus características discapacitantes, como el ictus, la esclerosis múltiple (EM) y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

Especialistas de la Unidad de Neurología participan en una mesa redonda, realizan pruebas y aconsejan a los pacientes interesados en controlar los factores de riesgo vascular, evitar e identificar los síntomas del infarto cerebral.

Buena parte de las intervenciones, que consisten en situar un ‘stent’ en la carótida tiene carácter preventivo en personas que no han sufrido un ictus.

Ver: Prevención del ictus por el Dr. Bartolomé Beltrán.

Un total de 607 personas han requerido la atención de urgencias, que ha disminuido su tiempo de actuación de 50 a 30 minutos. El 60% de los supervivientes a un ictus puede quedar con secuelas graves.

Los profesionales comparten los últimos avances incorporados en la atención en las enfermedades neurovasculares.