Mundial de bádminton

Carolina no puede con Yamaguchi y se queda a un paso de las medallas

Carolina Marín.

Carolina Marín. / EFE / Kimimasa Mayama

En el bádminton hay un momento en el set que es realmente cuando se decide el partido. El punto de inflexión. Y más si el enfrentamiento es de poder a poder. Y si a esto se le suma que es la antesala de las medallas de un mundial pues poco más hay que añadir. Ese momento del set es cuando se produce una igualdad electrónica sobre los 14 puntos. Más o menos. No es la inercia de llegar a un 20 iguales y que sea lo que Dios quiera. 

Cuando hay dos figuras mundiales sobre el tapiz, el acierto en ese momento es clave, rompedor y prácticamente un jaque mate. Hay que poner encima de la mesa que el concepto prácticamente se comenzó a usar con la irrupción de Carolina sobre los pabellones de cualquier continente. La onubense ha demostrado ser una jugadora de otro planeta en todos estos años, echando abajo las leyes de un deporte que se antojaba asiático en los podios en los que todos querían estar. 

Este viernes la moneda salió cruz. A Carolina Marín y a Yamaguchi les volvía a separar una red. Se conocen como nadie, siendo el head to head favorable a la onubense en más de una decena de encuentros entre las dos. En esta ocasión, la favorita era la japonesa. Actual campeona del mundo, tras vencer en Huelva en un torneo que Carolina tuvo que ver en la grada por la lesión que lo paró todo. Ahora, defiende corona en su país, en Tokio, y siendo la número 1 del mundo. 

Pero la diferencia sobre el tapiz terminaron siendo detalles. Esos 2 o 3 puntos que se aciertan en el momento justo. Y es que la igualdad fue máxima al descanso de ambos sets 10-11 y 11-10. La actitud de Carolina fue el sustento de la onubense en gran parte del encuentro. Es su religión. Inquebrantable durante todo el partido. Gane o pierda. Yamaguchi sabía lo que tenía por delante. Y su cara, con apenas 4-2 para la española en el marcador, mostraba una desesperación en sus ojos del duro partido que iba a tener que aguantar. Carolina no se rinde nunca. Y juega y celebra como si siempre fuera por delante en el marcador. Es una cuesta arriba para sus rivales. Y pocas, muy pocas terminan llegando a la cima. 

El punto de inflexión del primer set llegó con 12-13 para la número 1, que encadenó tres puntos consecutivos. En el segundo parcial el marcador iba 13-13 y se pasó al 13-15. Remar en ambos fue imposible para Carolina y terminó cediendo 17-21 en los dos en 54 minutos. 

La onubense se despide así del mundial y de las medallas. Pero su religión es la de levantarse. No comulga con otra cosa. Esa es la actitud de Carolina. Volverá, como siempre ha vuelto. 

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