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Ayamonte-Cartaya: El derbi de toda la vida inaugura la Liga sin las perspectivas de antaño

El Cartaya, durante un reciente entrenamiento.

El Cartaya, durante un reciente entrenamiento. / AD Cartaya twitter

Toda temporada que comienza trae consigo cambios. Muchas veces sustanciales, con respecto a la campaña anterior. En parte porque se quiere mejorar el pasado y en parte por comienza una nueva vida. El primer caso corresponde al Cartaya, que acabó entre la angustia para conseguir el objetivo de la salvación y ahora, desde la experiencia acumulada, aspira al sosiego desde el primer minuto. Por la otra, el Ayamonte, que regresa muchos años después a categoría nacional y se pone en el escaparate con una plantilla nueva, incluido el entrenador.

A todo ello hay que sumar que llega el derbi de toda la vida (Ciudad de Ayamonte, domingo a las 19:00), una especie de partido que antaño levantaba pueblos, vidas, sensibilidades y hasta hostilidades a veces. Los tiempos son otros pero los más veteranos (o viejos) del lugar esbozan sonrisas y añoranza a partes iguales. “Esto ya no es lo que era”, afirman desde la nostalgia.

El caso es que la inauguración del campeonato no podía tener mejor estreno. La medición de altura que experimentaron en pretemporada no tendrá nada que ver con lo de este domingo. En el Trofeo de la Bella utilizaron balas de fogueo y ahora los tiros dolerán.

El conjunto de la Puerta de España, ejemplo de levantamiento a base de gestión impecable, regresa con la intención de quedarse. Para ello, dentro de sus posibilidades económicas y sin pretensión de hipotecar nada, ha fabricado un equipo que quiere competir a cualquiera, desde los pensamientos de un entrenador que comparece con hambre porque la pasada temporada, para él, fue un calvario en toda la extensión de la palabra. De hecho, su fichaje levantó recelos en la afición. Y ese aspecto obliga al serrano a multiplicar sus esfuerzos y contenidos como técnico. Ayamonte siempre fue exigente porque antaño fue referencia en Tercera y eso lo mantiene. Y Jaime lo sabe.

Por lo que respecta al Cartaya, ha confeccionado una plantilla prácticamente nueva. Solo sobreviven del pasado reciente los clásicos, algunos de ellos con ocho temporadas en el club, ejemplos que se extienden en el tiempo. Lolo, Franci Ruiz, Mario y Novoa son los ejemplos más contundentes.

Además, sigue Amate, esa especie de entrenador que da la impresión de que no se cansa nunca, y que vive igual un amistoso que una final por la vida. Esa forma de ser llevó al Cartaya al ascenso y ese modo de vida de su entrenador provocó que salvase la categoría la pasada campaña. Su regreso al banquillo, con el equipo muerto, resucitó espíritus y creencias en lo imposible. Así fue la pasada temporada para el conjunto cartayero, entre norias de cambios de viento que al final acabo con el mar en calma.

Comienza una temporada y por consiguiente una nueva vida. Especular con los onces titulares sería como jugar a la lotería y pensar que te tocará sin comprar un décimo. Tanto Jaime como Amate guardan celosamente sus cartas. El partido descubrirá las intenciones pero hay una cosa clara. Ninguno de los dos quieren cometer errores que les condene, por lo que lo más probable es que haya largo tanteo aunque no se descarta lo contrario. A veces, cuando uno espera lo normal, comparece todo lo opuesto.

Habrá ambiente de partido grande porque lo es y por consiguiente se espera que los protagonistas no defrauden. Al ser la Liga tan corta porque solo la componen 16 equipos, dicen que no hay tiempo que perder, que no existe el mañana ni por lo tanto el futuro. Luego si se aplican la teoría, conforme avancen los minutos la tormenta se desatará. Aunque ya se sabe que las palabras se las lleva el viento y el papel lo soporta todo.

Comienza la Liga. Esa es la realidad. Y a partir de ahora el termómetro marcará la temperatura exacta. El Ciudad de Ayamonte toma la palabra. Veremos el discurso que dan los equipos protagonistas en el derbi de toda la vida

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