La Campaña

El día en el que un virus paró todo, o casi todo

  • Antonio Navarro / Presidente ASAJA-Almería

Desde ASAJA-Almería agradecen y valoran el esfuerzo realizado por el sector, especialmente en los momentos más duros de la pandemia.

Desde ASAJA-Almería agradecen y valoran el esfuerzo realizado por el sector, especialmente en los momentos más duros de la pandemia.

Antonio Navarro. Antonio Navarro.

Antonio Navarro.

2020 no ha sido un año fácil. Tampoco para los agricultores y ganaderos.

Éste será un año en el que recordaremos palabras como confinamiento o distancia social, y cómo salíamos a trabajar cada día con calles desiertas con cierto miedo por el desconocimiento y las noticias que llegaban todos los días. Un año en el que geles y mascarillas han pasado a formar parte de nuestro uniforme diario.Éste será un año en el que los agricultores y ganaderos fuimos llamados “esenciales” y demostramos el potencial que tiene nuestro sector agroalimentario, que en los momentos más duros supo continuar con el trabajo con cierta normalidad y garantizar el abastecimiento de productos básicos, entre ellos las frutas y hortalizas, las carnes, la leche o los huevos. Un sector que se encontraba días antes en la calle, a diario y por todo el país, en un movimiento de unidad de acción que llevaba por lema “Agricultores Al Límite”, buscando denunciar y sensibilizar a la opinión pública y también a nuestros representantes políticos de la insostenible situación de un sector primario asfixiado por los costes y por precios de ruina, similares a los de hace más de 10 años.

Así afrontábamos los agricultores esta pandemia, aparcando nuestras reivindicaciones para trabajar y seguir haciendo lo que hacemos los 365 días del año.

Por eso desde ASAJA creemos que es justo agradecer y valorar el esfuerzo realizado por el sector, especialmente en los momentos más duros de la pandemia, demostrando un ejercicio de responsabilidad a pie de finca y en nuestras empresas, no sólo garantizando el suministro de alimentos, sino también aspectos muy importantes como la seguridad en el trabajo en campañas como la nuestra, que estaban en el ecuador, debiendo adaptarnos rápido a exigencias y cambios y manteniendo además el empleo, lo cual no es poco.

Y es que de todo lo malo, que ha habido mucho, destacamos que la crisis sanitaria ha permitido poner en valor al sector agropecuario y que la sociedad conozca y reconozca que nos encontramos ante una actividad esencial, de la que viven millones de familias en todo el país.

Pero como todo, no todos los sectores pudieron afrontar esta crisis de la misma manera, y aquí quiero destacar al sector de la flor, especialmente perjudicado por el cierre, y viéndose obligado a destruir la totalidad de la producción prevista para la primavera, una total ruina. También, han tenido problemas sectores como el cárnico, fundamentalmente el ovino-caprino, el sector del vino, y en general todos cuyas ventas están muy centradas en la hostelería.

Las dificultades existentes y la necesidad de apoyar a nuestros agricultores y ganaderos nos hicieron promover campañas como la de “Elige producto de la tierra, ganas tú, ganamos todos” que desde ASAJA-Almería pusimos en marcha en esas semanas de confinamiento para fomentar el consumo de productos locales y apoyar a nuestros productores que seguían al pie del cañón.

Y así ha sido cómo el sector, además de responder a las necesidades generadas por la crisis sanitaria, ha tenido que hacer frente a su propia crisis, motivada por la falta de precios justos y la subida de costes, en un entorno de dura competencia externa lo que ha vuelto aún más difícil la situación.

Por eso, en la agenda de 2020 desde ASAJA también destacamos el trabajo que se está realizando para reformar la llamada Ley de la Cadena Alimentaria, y que trae consigo la consideración de los precios de costes como referencia a la hora de dar valor a los productos. Una reforma que es necesaria y que debe ser entendida como un instrumento de apoyo que garantice al productor una rentabilidad mínima que a día de hoy, tal y como podemos comprobar año tras año, no existe. Una crisis estructural que nos llevó a la calle y con la que se busca poner freno a la injusticia de que sean precisamente aquellos llamados esenciales, los agricultores y ganaderos, los únicos de toda la cadena que no tienen garantizado un margen mínimo de rentabilidad para poder subsistir.

Y es que en esta crisis estructural que padece el sector tiene mucho peso la dificultad que nos encontramos para competir en un mercado europeo cada vez más exigente y que se encuentra inundado de producciones de Países Terceros con quienes no podemos competir en igualdad de condiciones, sencillamente porque no hay garantías de que así sea. En este punto aclarar que lo que estamos pidiendo es sencillamente que los Acuerdos que se tienen firmados se cumplan y se controlen.Sólo garantizando el control en las fronteras, que debe ser común para toda Europa, y que garantice que no se salten a la torera las exigencias medioambientales, fitosanitarias o laborales podremos competir con cierta dignidad.

Porque no podemos olvidar que mientras a nosotros se nos impone una PAC más verde, al resto de producciones se le abren los brazos sin tener en cuenta todas estas cuestiones. Y esto para nosotros no es un juego.

La PAC (Política Agraria Común), que también ha tenido su protagonismo este año, viene con planes de mayores exigencias en materia medioambiental pero con un presupuesto inferior y sin compensaciones por las limitaciones que se imponen a la producción, y que no lo hacen más competitivo. Precisamente cuando se debería tener conciencia de la importancia que tiene un sector esencial, que ha garantizado algo como la soberanía alimentaria en tiempos de grandes restricciones, parece que poco se tiene en cuenta.

De toda crisis sale una oportunidad, y además de las situaciones difíciles deberíamos sacar un aprendizaje, ojalá todos hayamos aprendido algo. Ojalá muchos de estos problemas de los que hablo hoy sean el día de mañana algo superado.

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