Según la numerología, el número 101 es representativo del inicio de un nuevo y diferente ciclo, además de otros conceptos como el compañerismo, la ambición, el potencial o la autodeterminación; aunque el simbolismo de esta cifra va más allá: es percibido como sinónimo de abundancia (como los ‘101 Dálmatas’ de Disney, o los populares ‘101 consejos para…’ de los libros de autoayuda); también de seguridad y equilibrio. En los países anglosajones, el término ‘topic 101’ se utiliza académicamente para indicar el elemento básico de cualquier tema. Y en Córdoba, además, el 101 es este año un signo de protagonismo histórico.
Se cumplen, en este 2020, 101 años de la celebración de la primera Asamblea de Córdoba, que acordó el Manifiesto andalucista de Córdoba, denominado también Manifiesto de la Nacionalidad, en el que se proclamaba por primera vez la necesidad de que Andalucía se constituyera en una “democracia autónoma” y la llegada de “la hora suprema en que habrá de consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España”. Aquel manifiesto, firmado entre otros por Blas Infante, está considerado el primer documento en el que se habla de la autonomía andaluza.
El papel de Córdoba y los cordobeses en el autonomismo andaluz ha sido, pese a su trascendencia, poco reivindicado. Fue en Córdoba cuando, por primera vez, salió a la calle el lema ‘Viva Andalucía Libre’, que años más tarde, especialmente durante la transición, se convertiría en el grito de unidad del andalucismo. Y sí, fue también hace 101 años. El 17 de febrero de 1919, más de 12.000 jornaleros y obreros cordobeses se echaron a la calle para pedir la reforma agraria en una manifestación histórica convocada por el Centro Andaluz de Córdoba y que iba encabezada por una pancarta de color blanco con esa única frase: “¡Viva Andalucía Libre!”, tal y como recogen el biógrafo de Blas Infante Enrique Iniesta Coullaut-Valera y el historiador Juan Díaz del Moral.
Las bases del Estatuto
Fue aquel, curiosamente entre los meses de febrero y marzo de hace… 101 años, un tiempo de impulso para el autonomismo andaluz. Al movimiento en las calles se unió un debate político hasta entonces inédito en Andalucía y en el que Córdoba asumió un papel preferente. Durante los años previos a la llegada al poder de Primo de Rivera, los Centros Andaluces fueron los artífices del proceso autonomista andaluz hasta que, durante la II República, fueron relevados por la Junta Liberalista de Andalucía. La Asamblea de Córdoba, celebrada entre el 29 y el 31 de enero de 1933 aprobó unas Bases para el Estatuto de Autonomía de Andalucía que incluso se aproximaban a los estatutos catalán o gallego pero que no pudo contar con la unanimidad necesaria para su puesta en marcha y se congeló hasta la victoria del Frente Popular. Luego la Junta Liberalista de Andalucía trató de continuar el proceso mediante una campaña de difusión de las bases aprobadas en Córdoba en 1933, aunque la llegada de la Guerra Civil finiquitó cualquier posibilidad.Y así permaneció hasta la transición, cuando, previo a la promulgación de la Constitución del 78, el 4 de diciembre de 1977 casi dos millones de andaluces salieron a las calles pidiendo una autonomía que llegaría meses más tarde, el 28 de febrero de hace 40 años.
Reconocimiento
El papel esencial de Córdoba y la Asamblea de 1919 en el desarrollo de la Autonomía andaluza es reconocido en el propio Estatuto de Andalucía –cuyo proyecto final, por cierto, se aprobó el 1 de marzo en el Palacio de la Diputación cordobesa– en su Preámbulo, donde se recoge que “El Manifiesto andalucista de Córdoba describió a Andalucía como realidad nacional en 1919, cuyo espíritu los andaluces encauzaron plenamente a través del proceso de autogobierno recogido en nuestra Carta Magna”.
El 28-F de 1980, hace hoy 40 años, los cordobeses volvieron a salir en masa, esta vez hacia los colegios electorales, para responder sí o no a una enrevesadísima pregunta: “¿Da usted su acuerdo a la rectificación de la iniciativa prevista en el artículo 151 de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento administrativo en dicho artículo?”. Y aunque probablemente muchos ni siquiera llegaron nunca a comprender qué se les preguntaba en concreto, sí que supieron la respuesta que debían dar. En Córdoba votaron 363.484 personas, casi el 70% del censo electoral, y 313.156 de ellos lo hicieron por el ‘Sí’. Tanto de lo mismo, poco más o menos, ocurría en el resto de provincias andaluzas. Los andaluces se habían decidido de forma mayoritaria por la autonomía y comenzaba así un periodo de nada menos que cuatro décadas de convivencia que aquellos representantes de la Asamblea de Córdoba de 1919 puede que ni siquiera soñaran.
Manuel Chaves Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla (derecha) durante la celebración en Sevilla del XX aniversario de las primeras elecciones autonómicas.
