José Mª Bellido. Alcalde de Córdoba: El papel crucial de todos contra la violencia de género

La violencia de género se ha cobrado la vida de 52 mujeres en lo que va de año. Estas cifras no son sólo datos, sino relatos completos que desgranan 52 historias repletas de nombres, testimonios y proyectos de vida. Cada número representa una persona única, con sueños y aspiraciones brutalmente silenciados por un problema que hiere directamente nuestra humanidad. La magnitud de esta tragedia es muestra de la urgencia de abordar y erradicar la violencia de género. Por este motivo, el 25 de noviembre debe ser un día de reivindicación, pero también de reflexión. Todos estamos conectados de alguna manera, no sólo por formar parte de la sociedad, sino también porque es probable que, en nuestros círculos cercanos, alguien esté sufriendo en silencio.

En este contexto, las instituciones desempeñamos un papel crucial en esta lucha. Somos los centros de esperanza, conscientes de que las palabras y acciones que tomemos tendrán el poder de contribuir a poner fin a esta lacra social. Reconociendo la importancia de esta acción institucional, la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, marcó un hito en España al reconocer la existencia de la violencia ejercida contra las mujeres simplemente por el hecho de serlo.

En los últimos años, el Pacto de Estado contra la Violencia de Género ha sido el catalizador esencial en la lucha. Este pacto, largamente demandado por el movimiento feminista, ha supuesto un antes y un después en la forma en las que las instituciones abordan la violencia de género. Ha logrado unir a fuerzas políticas e instituciones del país para mejorar la situación de las mujeres víctimas de esta lacra y combatir una realidad que es inaceptable en cualquier sociedad. Es un ejemplo claro de cómo, con colaboración y cooperación podemos marcar la diferencia.

El Pacto de Estado ha asignado fondos significativos a los territorios y entidades locales para prevenir y combatir la violencia de género. Esta financiación es vital para implementar medidas efectivas que aborden la raíz del problema y brinden apoyo a las víctimas y sus familias. La responsabilidad de los gobiernos es reforzar los mecanismos de prevención, apoyo y protección a las mujeres víctimas. Esto implica no sólo castigar a los perpetradores, sino también trabajar activamente para combatirla desde su origen, educando en igualdad.

La violencia contra las mujeres es la máxima expresión del ataque a la igualdad. Es por ello que necesitamos promover una cultura de igualdad desde temprana edad, inculcando los valores de empatía y respeto en nuestras escuelas y hogares. La educación es la mejor herramienta para su erradicación, siendo esta la forma de construir una sociedad más justa y libre de violencia de género.

Hoy más que nunca debemos comprometernos a seguir trabajando juntos para construir un futuro donde la violencia de género sea una triste página del pasado. Cada vida perdida es un recordatorio de la urgencia de nuestra labor. Cada mujer que sufre es un llamado a la acción.

Construyamos un futuro donde las mujeres puedan vivir sin miedo, donde la igualdad sea la norma y la violencia de género, un capítulo cerrado en la historia de la Humanidad.