20 ANIVERSARIO | PUNTOS DE VISTA
  • El periódico ha crecido, madurado, ha hecho amigos y conocidos, tal vez algún enemigo

Cumplir sueños

Un buen número de visitantes admiran el espectáculo floral en la casa de la calle San Basilio, 14. Un buen número de visitantes admiran el espectáculo floral en la casa de la calle San Basilio, 14.

Un buen número de visitantes admiran el espectáculo floral en la casa de la calle San Basilio, 14. / Salas / Efe

Que lo malo irrumpe es una realidad que, de alguna manera u otra, todos hemos podido sufrir a lo largo de nuestra vida. Que lo malo irrumpe, lo constató el mundo una vez más, en este año 2020 de una de las peores maneras que ni podíamos sospechar. Pandemias, guerras, explosiones, accidentes, catástrofes naturales… Lo malo irrumpe y en la mayoría de las ocasiones aparece sin preaviso, sin posibilidad de prepararse, de preverlo, nos pilla casi siempre a desmano y con la casa sin barrer, con el tinte sin echar; sin el ahorro debido, sin la estabilidad necesaria, sin la seguridad confortante. Aparece y de repente nos tambalea todo. En esta ocasión, como en no tantas anteriores, lo de la globalización, la interdependencia y la interconexión entre naciones, entre el globo entero se hizo real y, la guerra del mundo contra el virus y la del virus contra el mundo, llegó a todos los rincones.

Precisamente porque lo malo irrumpe, siempre he pensado y defendido que lo bueno hay que verbalizarlo, hay que disfrutarlo, saborearlo y celebrarlo. Hay que intentar por lo menos, ser capaz de detectarlo. Si esa capacidad no se tiene de manera natural, hay que disciplinarse y trabajársela. Si no se tiene la suerte de disponer de un carácter con tendencia al disfrute, con facilidad para ver lo positivo, hay que ejercitarlo hasta poder ser consciente de todo lo bueno que tenemos. Así que siguiendo esa premisa y contextualizando el momento sin festejo alguno, hoy estamos aquí, celebrando –en un momento tan necesitado de celebraciones– el aniversario de esta familia que irrumpió en Córdoba, hace ahora 20 años para contarnos lo bueno, lo malo y lo cordobés. Para descubrirnos otra visión, otro enfoque y otras perspectivas de nuestra realidad, de nuestra ciudad. Una nueva manera de informar. Aquí estamos, celebrando los 20 años de nuestro periódico, celebrando los 20 de El Día de Córdoba.

En el gesto de todos los que recordamos perfectamente aquel evento de presentación del nuevo medio, se intuye una sonrisa nostálgica. Un nuevo periódico en la ciudad, una noche de celebración, festejando más libertad, más pluralidad, más comunidad. Otra opción y más posibilidades. A algunos nos pilló aún universitarios y recuerdo a muchos de aquellos con los que compartí la velada, hoy convertidos en algo parecido a lo que soñaban ser, siendo lo que soñaron o luchando por serlo. Sí, estaban algunos también que hoy no se parecen en nada a lo que aspiraban ser. También recuerdo a muchos que estuvieron y ya no están, que vivieron aquel día, disfrutaron años del periódico, se alegraron de su llegada, lo leyeron y marcharon. Nostalgia. En veinte años también cabe la nostalgia, cierta añoranza y muchos recuerdos.

El periódico, desde entonces –como nosotros– ha crecido, madurado, ha hecho amigos y conocidos, tal vez algún enemigo. Se ha establecido. Ha generado afinidades, ha cambiado –igual que la mayoría– de confidentes, en veinte años todos nos hemos distanciado de alguien y conciliado con otros. Sin duda se ha consolidado, ha afrontado nuevos desafíos, se ha currado credibilidad. Como nosotros, ha sido testigo del hacer de personajes pasajeros y de figuras eternas de la ciudad, de hitos de comunidad y alguna cortina de humo.  También como todos, siguió creciendo, madurando, probando tonos, renovando equipos. Igual que el resto de esta sociedad nuestra, con grandes retos por delante, con la incertidumbre siempre acechando.

Celebrar veinte años es celebrar la vida y celebrar el proceso, es un reconocimiento al camino recorrido, a cada piedra y a cada miembro del equipo. Es un echar la vista a atrás y descubrir trayectoria de este compañero de andar. Festejar la veintena del periódico es una buena ocasión para preguntarle y preguntarnos cuánto nos parecemos a aquello que queríamos ser aquella noche del año 2000, cómo de cerca estamos de aquello en lo que soñábamos convertirnos. Pensémoslo mientras celebramos. Espero que la respuesta nos ofrezca otra sonrisa. Sigamos cumpliendo años, sigamos cumpliendo sueños.

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