20 aniversario
  • Espíritu crítico, honestidad y profesionalidad son nuestros principios

El Día de Córdoba cuando pasen otros 20 años

Puente romano de Córdoba, con la Mezquita-Catedral al fondo. Puente romano de Córdoba, con la Mezquita-Catedral al fondo.

Puente romano de Córdoba, con la Mezquita-Catedral al fondo. / Juan Ayala

Escrito por

· Juan Ruz

Director de El Día de Córdoba

El siglo XX daba sus últimos coletazos cuando El Día de Córdoba llegó a la provincia. Su nacimiento fue como un soplo de aire fresco en el panorama informativo de esta tierra, con nuevas propuestas e ideas, puntos de vista distintos y un grupo de profesionales dispuestos a mostrar la realidad con una óptica diferente. Esa fue una de las claves del éxito del periódico, ya que supo captar lo que los lectores demandaban en una Córdoba huérfana por aquel entonces de grandes infraestructuras y que trataba de subirse al carro de la modernización que ya había comenzado en otros puntos de Andalucía. Aquella apuesta valiente del Grupo Joly dio sus frutos y la cabecera se ganó un espacio, convirtiéndose en una referencia en el mundo de la comunicación en la capital y en la provincia.

Sobre aquella base se fue levantando un periódico que se ha ido adaptando a los tiempos, a las nuevas tecnologías y que llega cada día a los hogares de miles de cordobeses, ya sea en su edición en papel o en digital. Son muchos los episodios que hemos narrado en primera persona en nuestras páginas, algunos de fausto recuerdo y otros de enorme decepción, pero también hemos sido el altavoz de acontecimientos que han supuesto un impulso para Córdoba en distintos ámbitos, ya sean culturales, políticos, sociales o deportivos.

Espíritu crítico, honestidad y profesionalidad han sido algunos de los principios irrenunciables que desde aquel mes de noviembre de 2000 hemos mantenido en nuestra cabecera y de los que han hecho gala todos quienes han pasado por esta casa, con sus directores a la cabeza.

Cada uno de ellos, junto con sus equipos, dejaron su huella y marcaron las líneas a seguir. Justo es citarlos a todos, desde el primero, José Castro –que tristemente nos dejó el año pasado– hasta Alfredo Martínez, Juan Manuel Marqués y Luis Pérez-Bustamante Tuto. Desde aquí mi gratitud por lo aprendido. Un recuerdo igualmente para quienes ya no están con nosotros y a los que añoramos, como el periodista Alejandro Gómez Cubeiro y el columnista Juan Carlos López Eisman.

Decía antes que son innumerables los hechos contados en este periódico en estas dos décadas, pero ninguno tan impactante como el momento que estamos viviendo en la actualidad, con una pandemia mundial que desde el mes de marzo nos azota y que marcará un antes y un después en nuestra historia. Si la crisis de 2008 fue demoledora para Córdoba, la que padecemos ahora va camino de superar todos los registros.

El covid-19 ha supuesto también una prueba de fuego para los medios de comunicación, que como en el caso de El Día de Córdoba, ha tenido que adaptarse a nuevas formas de acceder a la información y de desarrollar su labor, un trabajo cada día más complejo y difícil, pero indispensable en unos tiempos en los que los bulos y el uso perverso de las redes sociales están haciendo del periodismo un servicio más esencial que nunca para la sociedad.

Pero pese a este adverso escenario, Córdoba y su provincia tienen los mimbres suficientes como para que cuando El Día cumpla otros 20 años esta tierra se haya sumado definitivamente al carro del progreso, esté en el sitio que por historia le pertenece y sea un lugar reconocido en el mapa del mundo.

Tal vez en 2030 tengamos que anteponer la coletilla de “año diez después del covid”, pero aspiramos –y que ustedes lo vean– a estar allí para contarlo con la misma frescura e independencia que hemos hecho siempre y con un equipo de profesionales como el actual, que se deja la piel cada día para mantener la fidelidad y complicidad de nuestros lectores.

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