Vacunación

¿Será necesaria una tercera dosis de la vacuna contra el Covid?

  • Uno de los fundadores de BioNTech, laboratorio colaborador de Pfizer, confirma la necesidad de una tercera dosis para personas inmudeprimidas

Vacunación en el Estadio de la Cartuja.

Vacunación en el Estadio de la Cartuja. / Juan Carlos Muñoz

Un año después del inicio de la pandemia todavía quedan ciertas dudas en cuanto a la dinámica de vacunación. ¿Por qué hay vacunas que necesitan dos dosis, y luego hay otras que solo necesitan una? ¿Será necesaria una tercera vacuna? ¿Habrá que vacunarse cada cierto tiempo?

Todas estas dudas fueron meridianamente despejadas por Uğur Şahin, cofundador del laboratorio alemán BioNTech, que desarrolló la vacuna Pfizer-BioNTech y que afirmó el pasado mes de abril en un encuentro con periodistas. Şahin aseguró entonces que “pasados entre nueve meses y un año de la segunda inyección de Pfizer, habrá que recibir una tercera para que el nivel de protección que ofrece la vacuna no baje más de la cuenta. Y, a partir de entonces, se tendrá que repetir la operación cada doce o dieciocho meses”.

El doctor alemán de origen turco aseguró que “necesitaremos una tercera dosis para hacer crecer la inmunidad y situarla de nuevo cerca del 100%", y que “la tercera dosis a los nueve meses o, como máximo, después de un año puede ayudar a la protección como vacunación de refuerzo". El inmunólogo continuó pronosticando que Europa “podrá lograr la inmunidad de rebaño a lo largo del verano y cumplir así con el objetivo marcado por la Comisión Europea”. Por último Uğur Şahin ha querido concluir recalcando que “tal y como muestran los ensayos clínicos la vacuna de Pfizer/BioNTech tiene una eficacia del 95%, pero un estudio llevado a cabo en condiciones reales en Israel elevó este porcentaje hasta el 97% de protección contra los casos sintomáticos y graves de la enfermedad”.

Şahin habla de la necesidad de una dosis cada cierto tiempo, sin embargo, cabe señalar que parece poco probable que a corto sea necesaria una tercera dosis para las personas con un estado de salud adecuado. Pero ¿Qué ocurre con los pacientes inmunodeprimidos y con diferentes patologías vulnerables la covid?

La inmunosupresión consiste en aquel estado en el que las reacciones inmunitarias se han visto suprimidas o disminuidas, es decir, que el sistema inmunológico no funciona correctamente debido a una enfermedad o a algún tipo de tratamiento. Claros ejemplos de inmunosupresión se pueden ver en el VIH, en los trasplantes hematológicos o de órganos, el cáncer, las inmunodeficiencias, las enfermedades autoinmunes o reumáticas, e incluso en la malnutrición. La buena noticia de todo esto es que se ha visto claramente que las vacunas son completamente seguras en este tipo de pacientes.

Como ya se señaló más arriba, parece poco probable la necesidad de una tercera dosis para la población sin ninguna patología, pero descartar una tercera dosis en para personas con inmunodeficiencia puede resultar un poco arriesgado todavía debido a que se necesitan más datos y muestras claras al respecto. Por ejemplo, hubo un caso en el que un médico de trasplantes de Nueva York, con el corazón trasplantado y con medicación inmunodepresora, no desarrolló una inmunidad potente al ser vacunado con las dos dosis de Pfizer. Tras ello, recibió una tercera vacuna, pero esta vez se trató de la de Janssen, tras la que sus niveles de inmunidad y linfocitos aumentaron y mejoraron considerablemente. Sin embargo todo esto no deja de ser un solo caso, de todas y cada una de las personas inmunodepresoras que existen alrededor del mundo

Por lo tanto, la duda que surge es si es necesario que las personas inmunodeprimidas sean vacunadas a corto plazo. Es evidente que la respuesta podemos encontrarla en sus circunstancias, como que estas personas se encuentran en una situación de mayor riesgo de contraer la Covid 19 y de contar con un pronóstico bastante peor en el caso de estar contagiados. Por todo ello, resultada fundamental contar con estudios más completos del efecto de una tercera vacuna en estas personas, por tipo de tratamiento y por tipo de patología. Resulta esencial identificar qué fármacos, cuantas dosis, durante cuánto tiempo…

En definitiva, los pacientes inmunodeprimidos deberían convertirse en la prioridad en el orden de vacunación, sin importar su edad y su condición. Y como no, realizar un seguimiento exhaustivo y estudiar a fondo su respuesta ante la vacunación, y también la de sus convivientes, que deben ser vacunados aunque su turno todavía no toque. Todo ello contando evidentemente, con una especial atención y una serie de medidas excepcionales.

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