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La Solar Orbiter se prepara para partir rumbo al Sol

La Solar Orbiter se prepara para partir rumbo al Sol

Tras varios retrasos, la sonda Solar Orbiter partirá este lunes rumbo al Sol, un gigante de 1,3 millones de kilómetros al que se enfrentará este artefacto de 2,5 metros de alto para escudriñar algunos de sus misterios y su relación con la Tierra.

Esta misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) en la que colabora la NASA proporcionará las primeras imágenes de las regiones polares de nuestra estrella y además estudiará la heliosfera y el viento solar y, con esos datos, mejorar la predicción de fenómenos como las tormentas solares, que tan dañinas pueden ser para nuestra tecnología y la vida en la Tierra.

Solar Orbiter, un cubo de tres metros equipado con diez instrumentos, seis telescopios y 27 sensores, despegará a las 05:00, hora española, de la plataforma 41 de Cabo Cañaveral a bordo de un cohete Atlas V 411.

La sonda tratará de dar respuesta a cuestiones como los mecanismos que regulan los ciclos de once años de actividad magnética de esta estrella enana amarilla, o entender cómo crea y controla la heliosfera, una gran burbuja de plasma magnetizado que rodea el Sistema Solar.

Entender y predecir la actividad solar es también fundamental para un planeta que depende cada vez más de la tecnología, pues las tormentas solares pueden perturbar las redes eléctricas y de telecomunicaciones en tierra y el funcionamiento de los satélites.

Qué estudiará

Los estudios de la Solar Orbiter se centrarán en cuatro aspectos: cómo se genera el campo magnético en el interior del Sol, cómo se produce, propaga y acelera el viento solar (un flujo continúo de partículas que emite la corona solar), cómo impactan en el Sistema Solar eventos repentinos como las llamaradas solares o las eyecciones coronales y qué sucede en las regiones polares, consideradas clave para entender esos ciclos solares de once años.

Conseguir las primeras imágenes de los polos es una de las grandes novedades de esta misión, para lo que se ayudará de la gravedad de Venus para inclinar paulatinamente su órbita fuera de la eclíptica -el plano donde orbitan los planetas- lo que acercará al Solar Orbiter a "solo" 42 millones de kilómetros de la estrella.

A la izquierda, la Solar Orbiter; a la derecha, la Parker Solar Probe A la izquierda, la Solar Orbiter; a la derecha, la Parker Solar Probe

A la izquierda, la Solar Orbiter; a la derecha, la Parker Solar Probe / ESA

La Parker Solar Probe y el telescopio solar Daniel K. Inouye

Sin embargo, será la estadounidense Parker Solar Probe la sonda que más se acercará al Sol (a 6,2 millones de kilómetros), pero la diferencia es que la sonda de la ESA está equipada con telescopios. De hecho ambas trabajarán juntas, pues la Solar Orbiter será los ojos de la Parker.

Las dos sondas colaboran además con el telescopio solar Daniel K. Inouye, instalado en la cima del Haleakala en Hawai por la National Science Foundation y que hace unos días publicó las imágenes más detalladas de la superficie del Sol que teníamos hasta ahora.

La Solar Orbiter es la primera que incorpora telescopios o cámaras para tomar imágenes del Sol todo lo cerca que permite la actual tecnología. Tomará datos del ambiente que la rodea y observará lo que sucede en la estrella, para crear una imagen de lo que pasa en el Sol y cómo influye en los planetas.

Un equipamiento especial

Llegar tan cerca del Sol requiere de un equipamiento muy especial, pues la cara de la sonda expuesta a la estrella soportará temperaturas cercanas de 520 grados centígrados, sin embargo el lado opuesto estará a valores bajo cero, por lo que en solo tres metros habrá cientos de grados de diferencia.

Para protegerla se ha diseñado un escudo térmico que cubre una de sus caras, con titanio recubierto por una sustancia de nueva creación, cuya composición incluye huesos animales, pero además ha habido que diseñar varias ventanas para los telescopios.

La Solar Orbiter, con un presupuesto total de 1.800 millones de euros, empezará a enviar datos a partir de junio, pero alcanzará su fase operativa total en noviembre de 2021 y se prolongará hasta final de 2026, aunque podría prorrogarse si los datos que consigue lo merece, pues ha sido diseñada para durar una década.

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