Sociedad

Al menos 24 muertos en El Cairo por un desprendimiento de rocas

  • Muchas de las piedras que cayeron son superiores en tamaño a las viviendas que aplastaron · Algunas casas estaban abandonadas porque los vecinos temían una tragedia así

Al menos 24 personas han muerto y otras 36resultaron heridas, según fuentes oficiales, al desprenderse la ladera de un monte sobre un grupo de viviendas del este de El Cairo, informaron a Efe agentes de seguridad en el lugar de la tragedia.

El desprendimiento se produjo en la zona de Al Deuiqa, un área de casas de dos plantas de ladrillos construidas en condiciones precarias. Muchas de las rocas que cayeron son superiores en tamaño a las viviendas que aplastaron.

Aunque en un principio se habló de que había centenares de personas atrapadas entre las rocas y los escombros, las fuentes dijeron que no esperan que sean muchas, porque la gente que habitaba las casas estaba ya en sus puestos de trabajo.

Agregaron que muchas viviendas del área estaban vacías porque sus pobladores temían que se produjera una tragedia como ésta.

Las labores de rescate, a cargo de equipos de bomberos y vecinos del lugar, se hacen a mano o con palas. También se emplean perros para intentar localizar a supervivientes.

Algunos de los atrapados pudieron avisar por teléfono móvil a sus parientes sobre el lugar en el que se encuentran.

"Mi primo, su mujer y sus cuatro hijos están debajo de esta roca"

"Un mar de rocas se tragó todas las casas", aseguró Shoheir Abdel Menem desde la puerta de su casa, en el barrio Al Deuiqa, justo donde se detuvo la avalancha de rocas que se desprendió del Muqatam, la colina que se levanta al este de la capital egipcia.

Shoher, que asegura que no perdió a ningún familiar en la catástrofe, se vio sorprendida esta mañana como el resto de los vecinos de la zona por "un enorme crujido" y la caída de una roca, a la que siguió una avalancha de piedras que arrasó alrededor de treinta edificios.

Entre las escenas de desesperación e impotencia algunos, como Salah Muohamed, intentaban hacer recuento de los que aún están sepultados.

"Mi primo, su mujer y sus cuatro hijos tienen que estar aquí, debajo de esta roca en la que estamos", dice Salah incapaz de fijar la mirada en ningún punto.

Cuatro horas después de la catástrofe, que ocurrió entre las 8.00 y las 9.00 hora local (entre las 6.00 y 7.00 GMT), según varios supervivientes, decenas de personas intentaban con las manos, martillos, palas y palos hacer un hueco en las rocas tratando de encontrar algún superviviente o rescatar los cadáveres.

Los bomberos, con cascos nuevos pero sin apenas utensilios más allá de sus guantes, intentaban poner un poco de orden entre los vecinos y familiares que luchaban contra las rocas en busca de los suyos.

Horas después de la tragedia todavía quedaba gente viva debajo de los escombros y algunos pudieron llamar con sus móviles para ayudar a que los localicen, según varios testigos, que hablan de cientos de sepultados.

Sin embargo. un oficial de policía, que no quiso identificarse, descartó que el número de gente atrapada bajo las rocas sea muy elevado, debido a que algunos estaban trabajando y a que varias familias habían abandonado la zona por temor al desprendimiento.

"Hace tres años que se desprenden piedras, una aquí, otra allí y nadie ha dicho nada", asegura Mohamed que como otros muchos culpa a las autoridades de no haber actuado a tiempo para evitar la catástrofe.

Los representantes del barrio, a los que algunos vecinos increpaban cuando tres horas después del desprendimiento se acercan a la zona siniestrada, llegaron escoltados por decenas de policías que impedían a cualquiera acercarse a menos de cinco metros.

Todos caminaban por los escombros, donde las rocas se mezclan con las paredes de ladrillo rojo desmoronadas, con la madera y los cartones con los estaban levantadas estas casas, en su mayoría de dos y tres pisos, aunque según varios testigos una de las rocas derrumbó un edificio de cinco plantas.

El número de gente en la zona siniestrada es cada vez mayor, a pesar de que centenares de policías han acordonado la zona, lo que entorpecía las ya de por si precarias operaciones de rescate, gracias a las cuales ya se han podido hallar varias personas con vida.

Debido a esta situación y al estado traumático en el que se encontraban aún muchos de los afectados, se vivían momentos de tensión y numerosas discusiones tanto ente los vecinos como contra las fuerzas de seguridad o los bomberos.

Para intentar retirar la enormes rocas desprendidas, algunas de las cuales doblan en tamaño las viviendas que han sepultado, las autoridades locales han pedido grúas a una constructora.

Seis horas después de la catástrofe aún no habían llegado, y cuando lo hagan tendrán que cruzar la vía del tren y atravesar la estrecha, sucia y polvorienta calle sin asfaltar, donde en desesperados corros de llantos los vecinos intentan consolar el dolor de los han perdido a los suyos.

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