El 13 de enero, Isaac, de solo 18 años, acudía al domicilio en el que vivían Jaqueline y su marido. Ella, de 45 años de edad, lo había conocido en una casa de apuestas junto a otro amigo, también de 18 años, y le había pedido que matara a su pareja a cambio de 4000 euros.

El chico, que nunca había hecho eso, acumulaba una deuda de esa misma suma con un vendedor de droga al que le había dejado fiada una gran cantidad de estupefacientes. Fue este el motivo que lo llevó a aceptar el encargo.

Durante la mañana del 13 de enero, Isaac se acercó al domicilio de la pareja para ejecutar el crimen, pero no pudo llevarlo a cabo. Se lo comunicó a Jaqueline y ésta le pidió que volviera a intentarlo unas horas más tarde.

Por la tarde del mismo día Jaqueline se desplazó junto a su marido en el vehículo de él a una zona bastante retirada del municipio de Sestao. Se encontraban junto a un área deportiva estacionados cuando ella recibió una llamada telefónica que le sirvió de excusa para salir del automóvil y dejar la puerta abierta.

Quien realizó la llamada fue Isaac y dejar la puerta abierta era algo que ambos tenían pactado previamente. Isaac pudo entrar, así, en el coche por el asiento del copiloto, y con un cúter en la mano, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la pareja de Jaqueline se revolvió y después de un forcejeo en el interior del vehículo Isaac se asustó y salió corriendo.

La víctima llamó a emergencias tras lo sucedido y fue trasladado a un centro hospitalario para ser tratado por las lesiones que presentaba, pero fue dado de alta el mismo día. Lo primero que pensó la Ertzaintza, que fue el cuerpo que se desplazó hasta el sitio donde se dieron los hechos, era que se trataba de un intento de robo con violencia, pero al investigar descubrieron que la mujer de la víctima estaba detrás de lo sucedido.

No habían pasado ni 24 horas cuando los agentes ya habían detenido a Jaqueline, por su presunta implicación en el intento de homicidio de su marido. Tras comprobar el registro de su móvil, detuvieron también a Isaac.

Éste trató de incriminar a otro amigo al que Jaqueline también había conocido en la casa de apuestas y aunque lo detuvieron por precaución, lo acabaron dejando en libertad horas después al confirmar que no tenía nada que ver con los hechos. 

Tanto Jaqueline como Isaac pasaron a disposición judicial y ahora se encuentran en prisión de forma preventiva, decretado por el Juzgado de Barakaldo, hasta que los investigadores puedan esclarecer lo que ha ocurrido. A ambos se les acusa de un delito de tentativa de homicidio.