Causa criminal

Reconstrucción del asesinato de Cristina Cobo: el detenido confiesa los hechos

Dependencia de la Policía Nacional de Lugo

Dependencia de la Policía Nacional de Lugo / Eliseo Trigo (EFE)

Cristina Cobo era vecina de Lugo, tenía 42 años y regentaba una pequeña tienda de productos ecológicos en la capital. El sábado, día 26 de noviembre, salío a tomar algo por la noche y allí conoció a su asesino: un hombre de 32 años que llevaba dos meses residiendo en España, en casa de su hermana y que no conocía a nadie en la ciudad.

De Cristina no se volvió a saber nada hasta que al día siguiente su hermana, preocupada por no tener noticias, se presentó en su domicilio y se la encontró sobre la cama, sin vida y envuelta en sangre. Cristina no tenía pareja ni ningún problema con nadie, por lo que no se relacionaba su muerte con nadie cercano. Interrogaron a un ex compañero suyo pero no encontraron ni un solo indicio que lo relacionara con el brutal asesinato.

La Policía, con todas las líneas de investigación abiertas, tardó menos de 36 horas en dar con el autor del crimen. Lo hizo gracias, también, a la confesión de su hermana, que lo encontró en su casa con la camiseta manchada de sangre.

Durante la detención, el agresor tuvo que ser esposado con la ayuda de cinco agentes por la fuerte resistencia que opuso para que lo arrestaran. En el registro de su vivienda encontraron el ordenador portátil de Cristina y su bicicleta, pruebas suficientes para incriminarlo. Tras varias horas de interrogatorio el autor del crimen confesó los hechos y contó qué había sucedido durante la noche que mató a Cristina Cobo. 

Al parecer ambos se conocieron esa misma noche en un pub cercano a la casa de Cristina. No se habían visto nunca antes. En el local de ocio Cristina, según ha contado el detenido, le ofreció darle una cantidad de dinero a cambio de que pudieran mantener relaciones sexuales, a lo que él aceptó. Ya en el interior de la vivienda de la víctima, ésta le dijo que se trataba de una broma y que no le iba a pagar. El agresor se enfadó y comenzaron a discutir, por lo que Cristina cogió un cuchillo de la cocina y lo amenazó para que se marchara. Pero no lo hizo. Le arrebató, sin embargo, el cuchillo de las manos y comenzó a asestarle puñaladas por todo el cuerpo, perdiendo absolutamente el control.

Según la versión del detenido, ambos habían consumido sustancias estupefacientes y estaba enajenado. Le asestó hasta 44 cortes que acabaron con su vida. Luego la depositó sobre la cama y se marchó, llevándose algunas de las pertenencias de Cristina por no haberle dado el dinero que le había prometido.

La inspección ocular de la Policía muestra, por un lado, que el arma del crimen se encontraba en el domicilio de la víctima y que el ensañamiento de él hacia elle se produjo en varias partes de la casa.

Todas estas variables, que no se conocieran, que fuera bajo los efectos de las drogas, que no hubiera premeditación, que actuara incluso en defensa propia, podrían hacer que de no encontrarse pruebas la pena que cumpla sea mucho menor. Por el contrario, restan credibilidad al relato. Tras la declaración del acusado, éste se encuentra detenido y a la espera de pasar a disposición judicial.  

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios