Respirar con ayuda de un dispositivo para normalizar el sueño
Quedarse dormido en reuniones públicas o conduciendo un vehículo son algunas de las consecuencias el síndrome de apnea obstructivo del sueño · Los afectados deben recurrir a un tratamiento respiratorio a domicilio para paliarlo
Desde hace dos años, cada jueves sobre las 16.30 horas Natalia García, ATS de la Unidad de Sueño del Hospital Virgen de Valme, Sevilla, cita a los pacientes que tras un estudio han sido diagnosticados de Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS). El objetivo: explicarles en qué consiste su enfermedad y aportarle el dispositivo respiratorio con el que cada noche la tratarán. La apnea del sueño consiste en una interrupción completa del flujo naso bucal, "los enfermos son personas que mientras duermen roncan y tienen paradas respiratorias que duran varios segundos. El motivo es que se les cierra la garganta y no les entra aire", explica la enfermera. En consecuencia, "no hay un sueño reparador y los afectados sufren de hipersomnia durante el día que puede causar accidentes de tráfico, cansancio, falta de concentración, incluso, depresión", añade. Unos 400.000 andaluces padecen apnea de sueño, según datos de la Asociación de Neumólogos del Sur, lo que supone que entre un 4% y un 6% de la población sufre esta patología que impide descansar bien mientras se duerme.
Bajar de peso, no fumar, y no ingerir alcohol mejora la enfermedad, sin embargo, el único tratamiento es con Presión Positiva Continua de Aire (CPAP), un compresor que evita el colapso inspiratorio. En palabras de la profesional García, "el aparato coge aire ambiente y lo expulsa a una presión determinada a través de una mascarilla nasal, para así, evitar que se cierre la garganta mientras el enfermo duerme y pueda respirar correctamente. Es una terapia paliativa, no curativa".
A l taller sobre este tratamiento respiratorio domiciliario asisten semanalmente unos diez enfermos. Natalia reparte los aparatos. Cada asistente tiene asignado su CPAP ya que están adecuados a la presión que necesita cada afectado. Antonio Martínez tiene 45 años y le diagnosticaron de apnea del sueño hace seis meses, "siempre he roncado mucho pero no tenía conciencia de la enfermedad, tan sólo que roncaba mucho y porque mi mujer me lo decía. Cuando vine al hospital y me hicieron el estudio advertí que tenía todos los síntomas: paradas respiratorias (apneas) durmiendo, cansancio durante el día…no es simplemente que ronques mucho. Es una enfermedad con la que convives sin darte cuenta", explica el afectado. Sobre el dispositivo que a partir de ahora tratará su enfermedad manifiesta, "me parece un poco incómodo tener que dormir con una mascarilla, agobiante. Pero un vecino mío que también tiene este tratamiento dice que está muy contento. Espero que yo también lo esté". En el taller, también está otro paciente, José Francisco Mayo, acompañado de su mujer, María José López. "Llevaba mucho tiempo advirtiendo que José cuando dormía tenía paradas respiratorias. Además cada mañana se despertaba tan cansado que tenía que echarse en el sofá aún recién salido de la cama. Así que se lo comentamos a su médico", explica María José. En este sentido, la ATS García cuenta que "el tratamiento respiratorio de la apnea del sueño es un alivio también para el compañero sentimental del afectado que hasta entonces duerme en tensión , dando codazos al afectado, no sólo por el ruidoso ronquido si no por el miedo a que no respiren". Tras las instrucciones de uso, limpieza, y firma de documentación pertinente los pacientes abandonan el taller con la esperanza de que un sueño normalizado con una máquina les mejore su vida diaria. "Yo trabajo en la hostelería y necesito estar descansado", apunta José Francisco.
SEGUIMIENTO
Antonio Chamizo, es un joven de cuarenta años. Hace tres meses que se le suministró la CPAP, y acorde con el protocolo, asiste a su primera cita de seguimiento con la ATS Natalia para explicar su experiencia hasta entonces. La ATS toca los botones del dispositivo que porta Antonio. Ve que la presión, y la suma de las horas en las que ha sido utilizado (3 como mínimo cada noche) durante estos meses son correctos. A continuación, Natalia hace un cuestionario a Antonio con el que mide su Índice de Epworth. Éste consiste en preguntas sobre la frecuencia con la que el paciente se queda dormido en situaciones como conduciendo, leyendo, sentado en un lugar público… la respuesta se evalúa del o al 2 (nunca, a veces, siempre). Antonio antes del tratamiento con CPAP tenía un índice de Epworth de más de 20, es decir, sufría de una gran hipersomnia. Ahora, sin embargo, tan sólo es de un 3. "Mi calidad de vida ha mejorado muchísimo. Antes me daba mucho sueño conducir el coche, tenía que llevar siempre un paquete de pipas en el vehículo para comerlas y mantenerme despierto", describe Antonio. Su hipersomnia alcanzaba hasta quedarse dormido "en una reunión familiar entorno a la mesa de un bullicioso bar". Tras la entrevista y las explicaciones, Natalia evalúa como positiva la adhesión de Antonio al tratamiento, "tan sólo cambiaremos la mascarilla de la máquina que está defectuosa, y trataremos la sequedad que Antonio manifiesta tener en las vías respiratorias superiores", dice la enfermera. Sin embargo, hay otros pacientes que pueden desarrollar efectos secundarios un poco más severos como irritación cutánea en la zona de apoyo de la mascarilla, conjuntivitis por fuga de aire hacia los ojos o aerofagia. En cualquiera de los casos, el paciente dispone del número de teléfono de la ATS para asesorarlo o darle cita, así como de la empresa responsable del mantenimiento de la CPAP para casos de avería. En conclusión, "es una terapia que mejora con creces la calidad de vida de los afectados", según la experiencia sanitaria de la enfermera de la Unidad de Sueño, Natalia García.
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