Rebrotes del coronavirus

Operación desfase: qué restricciones podrían volver a Andalucía

Un vecino por las calles de Lérida prácticamente vacías.

Un vecino por las calles de Lérida prácticamente vacías.

Puede parecer que ha pasado ya una eternidad desde el final del estado de alarma en España, pero nada más lejos de la realidad. Hace solo tres semanas que llegó la nueva normalidad, y en ese escaso tiempo la comarca ilerdense de Segrià vuelve a estar confinada. Han bastado 21 días para que los habitantes del sur de Lérida vuelvan, como un viaje a través del tiempo, al mes de marzo para encerrarse en sus casas. En medio, una serie de rebrotes que han terminado descontrolándose y provocando una progresión inversa de la ‘desescalada’ hasta llegar a un nuevo confinamiento.

El 23 de junio, la detección de cinco brotes en la comarca hace saltar todas las alarmas: 24 temporeros llegados para la recogida de fruta, siete alojados en un hotel y 13 usuarios de una residencia de ancianos. Del control se pasa en unos días a la imposibilidad de seguir los casos que se van identificando. El contagio se vuelve comunitario y su seguimiento se hace cada vez más complicado, así que la Generalitat decide, el sábado 11 de julio, cortar por lo sano y confinar.

Una auténtica operación desfase que planta a los españoles frente al espejo: “¿Qué pasará si la situación se descontrola en mi pueblo, en mi ciudad, en mi región?” La pregunta, que hace unas semanas se la hacían solo los más agoreros, es ahora una posibilidad muy real para los españoles, y en Andalucía el crecimiento continuo de los brotes detectados hacen que el cuestionamiento forma parte ya de las conversaciones entre amigos y familias, que con o sin la distancia de seguridad de por medio, están abriendo el debate.

El crecimiento descontrolado de los contagios fue la clave para que el Departament de Salut del gobierno catalán decretara una vuelta atrás tanto en la comarca de Segrià como en la ciudad de Lérida, que en un trágico juego de la oca retornaban a la fase 2 el pasado 4 de julio.

Los ciudadanos no podían ni entrar ni salir de las zonas aisladas, aunque la realidad es que los controles no fueron todo lo efectivos que se hubiera deseado y los contagios se han extendido, desde allí, a otras provincias e incluso otras regiones.

A pesar del aislamiento y las restricciones de movilidad, el número de contagiados no hizo más que subir (y sigue haciéndolo) a pesar del añadido de la obligatoriedad de usar mascarillas en todo momento.

Precisamente esta obligación va a ser una de las primeras medidas que impondrá la Junta de Andalucía ante el crecimiento de casos de Covid-19 en la región, y no se sabe si será la última. El comité técnico encargado de asesorar al gobierno andaluz sobre la gestión de la pandemia analiza hoy si las mascarillas deberán utilizarse más allá de la normativa actual, como ya ha ocurrido en la vecina Extremadura y en otras comunidades.

La posibilidad de un retroceso a otras fases, de aislamientos o cierres de territorios tampoco se descarta, aunque no está sobre la mesa. La situación en Granada, Málaga y ahora Almería puede propiciar que se aceleren las decisiones, aunque de momento el Ejecutivo da por hecho que los brotes están controlados o en fase de control y con escaso nivel de hospitalización.

El presidente andaluz, Juanma Moreno, reconoció que se ha estado valorando un confinamiento parcial en la provincia de Granada, pero “después de realizar cientos y cientos de PCR afortunadamente no ha habido más contagios y desde el equipo técnico y los propios rastreadores nos transmiten que la situación está controlada, ahora no es necesario pero si lo fuera nosotros tomaríamos la decisión de un confinamiento parcial”, aunque, dijo, “sea dolorosa”.

Brotes activos en Andalucía

Nadie sabe cómo evolucionará la pandemia. En Andalucía hay actualmente 19 brotes activos, a los que hay que sumar otros tres ya superados. De esos brotes activos, doce se encuentran en situación de control, mientras que los otros siete, incluidos los tres últimos notificados en Málaga capital (siete casos), el distrito malagueño de Guadalhorce (cinco) y el distrito Poniente de Almería (otros cinco) están en fase de investigación. Granada, con nueve, y Málaga, con seis, concentran la mayoría de focos activos en Andalucía, que acumulan ya 349 casos en total, 51 más que el sábado.

Si la situación se descontrolara o fuera necesario por el número de contagios o por la situación de los hospitales, las primeras medidas pasarían, como en Lérida, por las restricciones de movilidad desde y hacia las comarcas o provincias afectadas (Málaga, Granada y Almería tienen los peores datos) y si la situación se desbordase, como en Cataluña, para terminar en una transmisión comunitaria del virus se tomarían decisiones más drásticas como el confinamiento, el cierre de establecimientos y el resto de medidas que, por desgracia, ya se han vivido.

En todo caso, no queda aún claro si las competencias para este tipo de restricciones las tienen las comunidades autónomas o, por el contrario, deberá ser el Gobierno de Pedro Sánchez el que tenga que tomar y ejecutar la decisión.

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