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El equilibrio desequilibrado

  • La doble función de Franco Vázquez daba ventaja numérica al Sevilla en un duelo de dos esquemas 4-4-2

  • Simeone logró superioridad quitando a Griezmann y Montella ganó transición

Analizar la mejoría evidente del Sevilla de Montella en el Wanda se puede analizar desde muchos y diferentes prismas. Habrá quien haga hincapié en el carácter, el amor propio y la testosterona, pero atendiendo a las declaraciones de los futbolistas en otras citas en las que el sevillismo acabó decepcionado la actitud nunca faltó y no habría por qué dudar de ello.

Desde el punto de vista táctico el Sevilla dominó y controló mejor que nunca a su rival, en este caso el temido Atlético, por un equilibrio desequilibrado, por así decirlo. Un balance a favor en el número de piezas y su distribución que acabó saltando por los aires cuando llegó la hora de mover el banquillo por parte de los dos entrenadores y cuya consecuencia final fue que el partido se abriera. Entonces el equipo de Montella fue más efectivo porque las transiciones, jugando fuera y con el marcador en contra, le favorecieron.

Para que se entienda bien, en el Wanda confrontaron dos esquemas 4-4-2 clásicos. Dos puntas por parte del Atlético (Costa y Griezmann) que a veces tenían la ayuda de Vitolo para hacer un 4-3-3 y dos puntas en el Sevilla, Muriel y Franco Vázquez. Estos, coordinados en la presión para atacar uno un costado mientras el otro cerraba al pivote rival, se convertían en un solo punta en fase ofensiva. Es decir, el Sevilla cuando tenía el balón contaba con un jugador más en el centro del campo al retrasarse el Mudo para una doble función, asociarse con Banega y ejercer la presión inmediata tras la pérdida.

Esto llevó al Sevilla a controlar la situación y tener más posesión de balón que el Atlético, hasta que llegó un momento clave cuando Simeone sacó del campo a Griezmann para equilibrar ese déficit con Carrasco arrancando desde atrás. Tardó exactamente 7 minutos en marcar el Atlético en una jugada de estrategia que tuvo su origen en una tonta pérdida de Banega en la salida del balón.

No se sabrá nunca si fue un acierto o un error, pero Montella respondió desequilibrando otra vez ese pulso en el centro del campo sacando a Vázquez (es cierto que cansado), aunque a cambio de la teórica velocidad de Jesús Navas. Perdió desgaste y control por dentro, pero fue rienda suelta para golpear en las transiciones, como llegaron los dos goles.

Defensa

Montella, con Muriel en el campo, tiró la primera línea de presión más atrás que cuando alineó a Ben Yedder para aprovechar las arrancadas del colombiano -también su juego de descarga al toque- y la verticalidad de Correa, que ya se puso dos veces de gol antes del descanso. Además, la función de Franco Vázquez fue clave para impedir la progresión normal del juego del Atlético.

Más atrás, la siguiente línea de presión es tarea de un Banega que sacrifica el combustible que a veces le falta para acertar en el pase.

Ataque

Montella se encontró con su partido ideal. Para los que quieran conocer el estilo que busca en el Sevilla, es muy parecido a lo visto ayer. Verticalidad, juego rápido y atacar el espacio. Lo opuesto a los modelos de Sampaoli o Berizzo.

Virtudes

El aspecto mental aguantó.

Talón de aquiles

Diez minutos de desconcierto.

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