Sevilla FC

Adiós a la piedra filosofal

  • El consejo de administración aprueba la marcha del hombre que cambió la historia del club.

  • Monchi obtiene vía libre para ir a la Roma y se despedirá este viernes.

José Castro y Monchi, en la ciudad deportiva durante un entrenamiento.

José Castro y Monchi, en la ciudad deportiva durante un entrenamiento. / Víctor Rodríguez

El Sevilla dijo adiós este jueves a una leyenda. Ni por anunciada, puesto que era vox populi su inevitable marcha del club, dejó de caer como una bomba la noticia que el propio consejo de administración vomitaba para su difusión al jefe de comunicación, Jesús Gómez, poco después de las ocho y media de la tarde. A los pocos minutos estaba ya en los medios oficiales y corriendo como la pólvora en las redes sociales.

La entidad de Nervión aprobaba la salida definitiva de Monchi, el director general deportivo, quien desde el pasado verano había anunciado su deseo de dejar el club al que llegó desde San Fernando como portero para el filial hasta convertirse en el mejor fichador, posiblemente, del fútbol actual, capaz de convertir cualquier roca en un lingote de oro. Cual piedra filosofal, deja, a su paso, nueve títulos, dieciséis finales y más de 500 millones de euros en plusvalías por venta de futbolistas que llegaron como desconocidos y que crecieron futbolísticamente hasta multiplicar por diez o por veinte en algunos casos su precio de mercado.

Después de un par de días de nervios –quizá más de la cuenta–, el Sevilla dice adiós a un personaje que cambió la historia del club y que a partir de ahora afronta un nuevo proyecto deportivo en la Roma, club que le ofrece la posibilidad de dar un salto en su carrera profesional con poderes que se supone que no tenía en el Sevilla y, también, un jugosísimo contrato por tres temporadas, que según las noticias que se sucedían en Italia, se acercaría a los 5 millones de euros por campaña.

Después de varios días y alguna división interna, incluso ni 24 horas después de que el presidente asegurara en Madrid que Monchi seguía siendo director deportivo del Sevilla y que confiaba en que lo fuera hasta final de temporada (incluso por varios años más), el consejo de administración aprobó que el ex guardameta saldrá de su casa como merece. Tras la reunión que mantuvieron los miembros del mismo en el Ramón Sánchez-Pizjuán se decidió que Monchi tendrá vía libre para seguir su futuro lejos de la entidad sin que deba cumplir con lo establecido en su contrato en materia de penalización por rescisión unilateral. El club, en una nota, refería claramente "el acuerdo" alcanzado "para la salida" del director general deportivo, que tenía vinculación contractual con el Sevilla hasta el año 2020 y una cláusula de rescisión de 5 millones de euros, que se rebajaba en 2,5 si la desvinculación se producía al finalizar el curso futbolístico.

Ambas partes explicarán todos los detalles del acuerdo en una rueda de prensa convocada para este viernes (12:30), en la que el club desea apoyar y dar el boato que se merece a un personaje clave en la historia reciente y que tendrá una despedida sumamente emotiva.

A partir de ahora se abre una nueva era en el Sevilla, que aún tiene que decidir –o, mejor dicho, aprobar y comunicar oficialmente– a la persona encargada de asumir las funciones. En este sentido, desde hace varios meses está en principio asumido que será Óscar Arias, actual secretario técnico, el encargado de encabezar una estructura de técnicos elogiada en todo el mundo por su sistema de trabajo y, sobre todo, por los resultados. El traspaso de poderes no debe conllevar obligatoriamente un nombramiento en el cargo que deja Monchi, con rango de director general, como José María Cruz, y podría ser nombrado director deportivo o, simplemente, seguir con su actual consideración y dejar para más adelante la decisión de incluir a una figura que ayudaría a cubrir el enorme vacío que deja la marcha del isleño, clave por muchas cuestiones en los éxitos que ha logrado el club.

No sólo ha sido su acierto en la detección de futbolistas con talento y proyección, sino su buen ojo con los entrenadores y también su poder negociador, su dominio de los tiempos en guerras en las que peleó con armas casi rudimentarias frente a gigantes y su figura como escudo del club y referente de cara al exterior, sabiendo dar a los medios el mensaje preciso y que más convino a los intereses de la entidad.

La duda queda en cómo se lo tomará el termómetro del sevillismo, si bien la división ya está servida por cómo se han interpretado los hechos desde el momento en el que por primera vez manifestó su intención de tomarse "un descanso". El adiós anunciado ya es una realidad. Se va Monchi, se va medio Sevilla.

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