sevilla - eibar | la previa

Faltan sensaciones, lo único

  • El tribunal del sevillismo vuelve a examinar el proyecto de Berizzo, un modelo que produce aún insatisfacción y que tiene en tres días una cita en Anfield

  • N'Zonzi regresa y Navas debe volver

Jesús Navas, sobre el césped de la ciudad deportiva en el último entrenamiento de la semana.

Jesús Navas, sobre el césped de la ciudad deportiva en el último entrenamiento de la semana. / juan carlos vázquez

El sevillanito es así de caprichoso. Parecerá una tontería, pero los resultados sólo no bastan. Berizzo acaba de llegar, pero ya está en la mirilla de los francotiradores mientras trata de construir un proyecto o, para ser más exactos, adecuar su modelo de juego (tan claro y definido estos años en el Celta como tan alejado de lo que algunos pensaron en verano cuando fue elegido como relevo de Sampaoli) a una serie de variables que determinarán si encaja definitivamente o no. A saber: características de la plantilla, idiosincrasia de la ciudad y una afición en particular, deseos y exigencias de los gestores del club... y, lo más importante, sentirse a gusto e identificado con lo que su equipo interpreta sobre el campo.

Para examinar todo ello es aún muy pronto, pero, claro, el fútbol no espera a nadie. Primero ganar. Y ganar, dejando una buena sensación en el aficionado, que también es cierto que sólo se emociona a través de enumerar ocasiones de gol, una tras otra y sin descanso. ¿El cómo? Sencillamente, no importa. Si el Sevilla llega muchas veces y provoca muchos uys en la grada, Berizzo será buen entrenador. Si no lo hace y gana aburriendo a las ovejas entrará en esa sala de los horrores a la que parte del sevillismo mandó a técnicos como Manolo Jiménez o Unai Emery. Aunque para otros sea un honor compartir sala con ellos...

Y el equipo de Berizzo está en esa fase de indefinición ante el tribunal del sevillismo, tan escéptico como fácilmente embaucado por el efecto que anunciar un fichaje, cual metadona, puede producir en sus mentes y organismos.

El paso por Getafe quedó como un mal sueño lejano. Si bien es verdad que el Sevilla no hizo el partido del siglo en el Coliseum Alfonso Pérez, tampoco está de más recordar que hay determinados campos en los que a este equipo, como a todos, le va a tocar sufrir. Afortunadamente para el aficionado -también para todos aquellos que juraron y juran en arameo en contra del brasileño- encontró en un taconazo de Ganso la medicina perfecta, la pócima ideal para la amnesia una vez que han pasado dos semanas y el Sevilla tiene entremanos un viaje a Anfield, todo un destino.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía. FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía.

Mientras, el Eibar pasa por el Sánchez-Pizjuán ya veremos si con temperaturas extremas o soportables para el horario del partido y Berizzo bien hace cuando se pertrecha para tomar precauciones. Tiene una tarea complicada: ajustar ese modelo al que no tiene más remedio que ser fiel -porque ha sido el que lo ha llevado a estar donde está- a los gustos de una afición y a un club acostumbrados a otra cosa. La clave, evidentemente, está en ese centro del campo en el que el argentino pide una cosa y quizá la afición espera otra. Por ahí, de alguna manera, viene la decisión -al menos ésta, preñada de sensatez- de decantarse por un jugador como el alemán Geis antes que por un tercer delantero. Y por ahí, por ese desencuentro de preferencias o de gustos, puede ilustrarse esa falta de sintonía en lo que el respetable -adjetivo que las redes sociales hacen cada vez más desafortunado- espera y lo que este Sevilla es capaz de proponer.

Hasta el momento, sólo las individualidades han logrado sacar la planta intacta del tiesto, y ahí la figura de Jesús Navas tiene un poder especial, aunque el palaciego interpretó en Getafe ese papel nada brillante que muchos sevillistas, como sus grandes actuaciones, también recordarán de antes de su marcha a la Premier. La demostración de que hay partidos en los que, como Messi con Argentina, hasta al más pintado le cuesta brillar por encima del resto.

El Eibar es una amenaza y a Berizzo, criticado por reservar ante el Espanyol a su plana mayor pensando en el duelo que le esperaba tres días después ante el Basaksehir, lo esperan con las escopetas cargadas. Anfield está ahí, la cita ante el Liverpool no es tan decisiva como la del equipo turco, pero la Champions es la Champions, así que veremos.

Y decíamos que el Eibar es una amenaza porque Mendilibar es justamente lo contrario a lo que se ha querido vender por aquí estos años. El tiempo de posesión no importa si el fútbol es vertical y los armeros tienen su punto fuerte en los costados, justo donde el Sevilla no se sabe muy bien si es diésel o gasolina. Con perfiles tan dispares como Mercado, Corchia o Escudero, en esos pasillos puede cocerse gran parte de lo que pase hoy sobre el campo. La idea del Sevilla será que el partido se juegue por el centro, donde N'Zonzi tendrá otra lupa aparte. ¿Será por lupas? Sensaciones es lo que falta. Ganar se da por hecho. Peligro.

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