El Buen Suceso

El camino del clasicismo cofrade

  • El cortejo realiza su primera estación de penitencia en la Catedral

Ver la cofradía del Buen Suceso en la calle San Pablo es comprobar cómo el barrio abraza a los nazarenos. El cortejo se abre camino con dificultad entre unas aceras abarrotadas de personas, a la vez que las colgaduras de balcones y ventanas anuncian la fiesta que se vive en la calle.

Como San Pablo es prácticamente rectilínea, el punto de fuga que marcan las llamas de los cirios conduce sin remisión al paso de la Virgen de la Caridad, que cierra el cortejo. Al fondo, recién salida de San Andrés, se recorta ya la reluciente bambalina que cobija a la delicada Dolorosa de Miguel Ángel Martínez Jurado. Esta imagen llegó a este paso cuando el mismo ya existía y se ha encargado de acomodarlo todo dentro una línea de clasicismo que se ha convertido en una seña de identidad.

Mientras el paso de misterio avanzaba por el horno de La Catalana a los sones de la banda de Coronación de Espinas, la Virgen de la Caridad cerraba las largas filas de capirotes encarnados y de cirios color tinieblas. Conforme se aproxima se identifican con mayor claridad los sones de la Agrupación Musical Ecijana (Amueci). Jesús de las Penas, Macarena -la de Cebrián, oiga-, Virgen del Valle y Amargura para subir San Pablo.

Si clásico es el repertorio musical, también lo es el exorno floral, con unas rosas más pálidas aún que las de otros años que destacaban entre unos de los varales más simples y a la vez más elegantes de Córdoba. También es clásico el tocado y el sudario que portaba la Dolorosa en las manos, y la candelería que se resiste a los azotes del aire.

Para ser clásico no basta con proponérselo, sino que también hay que tener los mimbres necesarios para ese canasto al que tantos aspiran y tan pocos logran. En el caso del Buen Suceso, esta hermandad de San Andrés está en el camino como se demostró ayer cuando iban por San Pablo camino de su primera estación de penitencia en la Catedral.

El cortejo, pasa como si nada hubiera ocurrido ante el número 24 de la calle San Pablo, la casa que el pasado domingo alteró el itinerario de dos hermandades a causa del desprendimiento de unas tejas. El trabajo realizado por los bomberos hizo que este percance quedara en una anécdota y que no afectase a las demás procesiones de esta Semana Santa. Ante el paso de la Virgen de la Caridad va la representación de la Policía Local. En medio, el jefe del cuerpo, Rafael Foche, quien en ningún momento miró al tejado de la casa en cuestión. Está tranquilo porque sabe que no hay peligro.

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