Fuente Palmera

La batalla de la harina inaugura la Cuaresma en Córdoba

Unas vecinas se arrojan harina en Ochavillo del Río.

Unas vecinas se arrojan harina en Ochavillo del Río. / Salas / Efe

Un campo de batalla de guerreros de pelos canos y pieles blanquísimas. Es el escenario en que ha quedado convertida la entidad local autónoma de Ochavillo del Río, perteneciente a Fuente Palmera, este Miércoles de Ceniza en cumplimiento de una tradición cuyo origen nadie ha podido documentar con certeza. De la plaza Real a la calle Nueva, de Escuelas a Extramuros, los 800 habitantes del municipio se han enzarzado en una batalla en la que la munición han sido 150 kilos de harina.

Esta guerra de guerrillas con la que arranca la Cuaresma empieza desde bien temprano, pues a las 09:00 el Ayuntamiento colono empieza a repartir por distintos rincones del callejero pequeños sacos de 25 kilos de harina para animar la jornada, ha explicado la alcaldesa, Aroa Moro (IU). Así que los pequeños, aprovechando que es festivo local porque la ocasión lo merece, han sustituido las mochilas y los libros por la harina y las escaramuzas. Por supuesto, se han unido los mayores a esta batalla campal que finalmente ha explotado en la plaza Real, centro neurálgico, donde ha sido imposible escapar.

La celebración se puso de moda hace ya medio siglo cuando una panadera local a la que todos recuerdan, Amelia Castell, se defendió de los ataques de los demás vecinos usando lo que tenía más a mano como arma. Los demás, que jugaban con la ceniza de los braseros de picón, comprobaron entonces que la harina era menos dañina para los ojos.

Es la versión de la alcaldesa, aunque hay muchas otras, casi tantas como vecinos tiene Ochavillo. Algunos incorporan talco a la historieta. Hay quien la sitúa en el despacho de pan. Y hay quien la ubica en mitad de la calle. Porque lo cierto es que, como la propia regidora reconoce, nadie ha podido acreditar de manera certera de dónde viene esta tradición, aunque todos apuntan a Amelia. Su hija, del mismo nombre, y sus nietos han sido algunos de los que no han faltado a la batalla.

Cinco décadas más tarde, la plaza Real de esta entidad, y en concreto el trayecto que lleva hasta la plaza de la Fuente se convierte en territorio no apto para personas impolutas. En cualquier momento puede aparecer alguien cargado con un arsenal de este polvo blanco que se adhiere de manos a cabezas y por toda la ropa. El ambiente guerrero culmina a media mañana, pero el Miércoles de Ceniza prosigue en torno a un perol de arroz para unas 150 personas que ofrece el Ayuntamiento, y al que se incorporan los trabajadores al final de la jornada, pues aunque en Ochavillo es festivo local muchos salen fuera a sus puestos de trabajo.

Tampoco han faltado este año los juegos populares, entre los que se desarrolla el del porrón, o las canciones que se transmiten de generación en generación como Flor de romero. "Es una tradición propiamente dicha porque se encargan siempre las personas mayores de transmitirlo", comenta Moro, quien considera que la jornada que supone la cuenta atrás hacia la Semana Santa "es un día muy divertido no solo para los niños, sino también para los mayores".

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