Semana Santa

Cuando la amenaza trae el caos

Cristo de la Misericordia, a su salida de San Pedro.

Cristo de la Misericordia, a su salida de San Pedro.

Córdoba vivía una Semana Santa perfecta hasta que esa gran enemiga de las estaciones de penitencia, la lluvia, se acabó convirtiendo en una amenaza. Hermandades que se atreven a salir y que acaban volviendo a sus templos, otras que deciden no hacerlo. La tarde cofrade acabó convertida en un caos que sembró la indecisión en las distintas cofradías y que convirtió la espera de todo un año en frustración. La única cofradía que pasó por la carrera oficial fue El Perdón.

El Perdón

A las 17:20 se abrieron las puertas de la iglesia de San Roque para que el capataz Luis Miguel Carrión Curro dirigiera a sus costaleros realizando verdaderos ejercicios de ingeniería en el comienzo de la estación de penitencia de Nuestro Padre Jesús del Perdón. El paso de misterio de los llamados de tribunales volvió a sortear estrecheces, también de las calles de la Judería, como también lo hizo el paso de palio de María Santísima del Rocío y Lágrimas, de la mano también de Curro. El paso de misterio, que iba acompañado de la Banda de la Coronación de Espinas, presentaba un exorno floral con una combinación de orquídeas, rosas, rosas de pitiminí, clavel, craspedias.... todo en tonos burdeos y ocres; mientras que el del paso de palio la combinación era de tonos otoñales con hortensias preservadas, clavel envejecido, rosas empolvadas... además de pequeños cristales en forja de lagrima. Además, la hermandad incorporó campanillas de flor de cera a las terminaciones para dar cierto movimiento al exorno.

María Santísima del Rocío y Lágrimas iba acompañada por la Banda de Música Tubamirum (de Cañete de las Torres), que junto con la hermandad hizo un firme homenaje a la música procesional cordobesa, pues todas las marchas procesionales interpretadas, mientras la Reina de la Judería discurría por el recorrido oficial, estuvieron dedicadas a la Semana Santa de Córdoba y a sus Sagrados Titulares. No faltó Mercedaria, dedicada a la titular mariana de la Hermandad Sacramental de la Merced de Córdoba; ni Lágrimas y Desamparo, dedicada a los titulares de la Hermandad de la Misericordia, por ejemplo.

El Perdón entró en carrera oficial, como estaba previsto, aproximadamente a las 20:00, para salir a las 21:15. De esta forma, escribió a fuego en la historia de la Semana Santa de Córdoba que ha sido la única corporación del Miércoles Santo que en 2019 realizó estación de penitencia por el primer templo de la Diócesis.

El Calvario

La tercera de San Lorenzo desafió a la lluvia y, siguiendo la estela de la Entrada Triunfal y Ánimas, volvió a otorgarle al dintel de la iglesia fernandina ese aire cofrade perpetuo. No importaron las nubes que cubrían ya la Axerquía desde minutos antes de la salida. Los fieles volvieron a reunirse en torno al templo para ver la impresionante salida del Nazareno de San Lorenzo y el arduo trabajo desempeñado por los costaleros. Tras el paso de misterio llegó el de Nuestra Señora del Mayor Dolor, guiado por Jesús Ortigosa.

En su camino a carrera oficial, la Hermandad del Calvario, sin embargo, decidió regresar a su templo ante la inminente amenaza de lluvia que había acompañado durante todo el recorrido. Lo hizo, además, muy cerca ya de carrera oficial, por la Cruz del Rastro. En lugar de enfilar la Ribera, los pasos viraron hacia San Fernando para regresar a casa y evitar cualquier daño en las imágenes. No fue la única incidencia de esta cofradía del Miércoles Santo ya que el palio de la Dolorosa sufrió un pequeño percance y se quedó encajado en la calle Ancha de la Magdalena, lo que retrasó algo el cortejo.

Aún así, y aunque supiera a poco, la hermandad (acompañada en el apartado musical por la banda de cornetas y tambores de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Arahal, Sevilla y de la agrupación musical ecijana Amueci) pudo poner a sus dos titulares en la calle y a sus 300 nazarenos que pudieron vivir un pedazo de una jornada algo atípica.

La Paz

Capuchinos comenzó a llenarse a eso de las 17:00. La salida de la Hermandad de la Paz es una de las más multitudinarias de toda la Pasión cordobesa y había ganas en la plaza de disfrutar de la actuación de los costaleros de Humildad y Paciencia, siempre ovacionados. Parecía que todo iría bien y que el cielo encapotado no iba a deslucir a la segunda de Capuchinos (la primera fue el Císter). También invitaba a la esperanza el hecho de que la Piedad, el Perdón y el Calvario hubieran iniciado sus estaciones de penitencia.

Sin embargo, la cofradía de Capuchinos no quiso arriesgar su rico patrimonio y tomó la sabia decisión de no salir. La noticia cayó como un jarro de agua fría entre los fieles devotos de la Blanca Paloma de Capuchinos que no sólo estaban en la plaza, sino en las calles adyacentes por las que debería haber enfilado carrera oficial. A quien más dolió, eso sí, fue a los hermanos nazarenos y costaleros que no pudieron evitar las lágrimas tras haber preparado todos los enseres para un Miércoles Santo llamado a la gloria, pero que se quedó en bendita prudencia.

El cocherón de la plaza, aún así, abrió sus puertas para visitar a los sagrados titulares que esperan ya un próximo Miércoles Santo para repartir Humildad, Paciencia, Paz y Esperanza y que, si puede ser, el protagonista sea un sol radiante.

La Misericordia

La valentía llegó cargada de Misericordia en San Pedro. La Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo puso la cruz de guía en San Pedro a su hora, a las 19:20, a pesar de la amenaza de lluvia. Con el anuncio de suspensión de la salida de la Paz, la Misericordia anunció su intención de hacer estación de penitencia y acortar recorrido.

Así lo hizo, puso a su cortejo de más de 350 nazarenos blancos y morados en la calle, frente a una plaza de San Pedro abarrotada. A pesar de ser una de las hermandades con uno de los recorridos más cortos de la Semana Santa cordobesa, a cada paso que dio la Misericordia la calle esperaba y callaba. Dirigido por José Manuel Maqueda, el paso del misterio estuvo acompañado por la banda de cornetas y tambores Caído y Fuensanta y, con Enrique Garrido como capataz, el imponente palio de la Virgen de las Lágrimas se meció al compás de la banda de música María Santísima de la Esperanza. Este año la banda del misterio ha regalado uno de los mejores momentos del Miércoles Santo, dedicándole al Cristo de la Misericordia la marcha Cristo del Sagrario, como se conocía antes a la sangrada imagen. Cuando ya iba a enfilar carrera oficial, la Misericordia decidió no arriesgar y regresó a su templo por Lucano.

La Pasión

Tristeza en el barrio de Alcázar Viejo. Casi una hora antes de la hora fijada para emprender su estación de penitencia, que estaba prevista para las 20:45 -debía ser la última corporación del Miércoles Santo en poner su Cruz de Guía en la calle-, la junta directiva de la Hermandad de La Pasión decidió no salir. Se sabía que la amenazante lluvia había condenado a La Piedad a volver a su templo y que La Paz ni siquiera había emprendido la marcha desde Capuchinos y no se quiso exponer a Nuestro Padre Jesús de la Pasión y a María Santísima del Amor a los peligros para los pasos que supone el agua. Dentro de la parroquia de La Paz, unos 320 nazarenos no tuvieron más remedio que acatar como la espera de todo un año se convertía en frustración. El paso de Jesús de la Pasión debía caminar en estación de penitencia sobre el calvario de rosas rojas en el que estaba convertido su paso de misterio, mientras que el paso de palio de María Santísima del Amor lucía jarras con combinación de rosas, orquídeas cymbidium e hypericum en tonos blancos, que no pudo mostrar en la calle.

La Piedad

A las 17:10 en punto se abrieron las puertas de la parroquia de San Antonio María Claret. La Hermandad de la Piedad de Las Palmeras ponía su Cruz de Guía en la calle desafiando a unas predicciones meteorológicas que avisaban de que ese haría presente el mayor enemigo de las estaciones de penitencia, la lluvia. Gema Fernández conducía, junto a Luis Manuel Moya, el paso en el que procesionan el Santísimo Cristo de la Piedad y María Santísima de la Vida, Dulzura y Esperanza Nuestra . La marea de color burdeos que dibujaban los nazarenos -unos 130- emprendía la marcha con los ojos puestos en el cielo por lo que pudiera pasar y con el acompañamiento musical camino de la carrera oficial de la pozoalbense Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús de Nazareno. Para la hermandad esta era una estación de penitencia histórica dado que posiblemente sea la última con el actual Cristo de la Piedad, una imagen titular que va a ser sustituida por otra nueva.

Durante esa marcha, las noticias se iban sucediendo -entre quienes estaban presenciando el paso de la hermandad de Las Palmeras y entre los propios cofrades- sobre el devenir del resto de cofradías del Miércoles Santo. Se supo que la Hermandad de La Paz había decidido no emprender la marcha desde Capuchinos y que El Calvario había decido iniciar su estación de penitencia desde San Lorenzo. Esas predicciones meteorológicas profetizaban entonces que la lluvia se haría presente una hora antes de la medianoche y la junta directiva de la corporación decidió que el cortejo procesional retornara a su parroquia de San Antonio María Claret cuando no habían transcurrido ni dos horas de recorrido -aproximadamente a las 19:00-. Precisamente, casi a esa hora, a las 22:50, estaba fijada la entrada en carrera oficial de La Piedad, que debía ser la última corporación del Miércoles Santo en discurrir por el interior de la Santa Iglesia Catedral.

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