Santa Faz

Tarde de luz sin contrastes en la plaza de la Trinidad

  • El cortejo procesional sale desde el templo de la Trinidad acompañado por cientos de jóvenes

Una familia espera sentada al lado del bar Lucas. Son muchos como para hacerse hueco en Lope de Hoces y ver salir a la Santa Faz. Pero es que, pocos metros más adelante, en la calle Tesoro, tampoco hay espacio ya. La juventud se ha adueñado por completo de la plaza de la Trinidad y de todos sus alrededores. Hay gente incluso subida a los contenedores que están ubicados en frente de la puerta lateral del templo de San Juan y todos los Santos. Es el más difícil todavía, cuando alguien subido a estos recipientes coge a otro en brazos. Será su penitencia cofrade que, claro, no pasa desapercibida.

El gentío espera, la juventud congregada también y hace un hueco al fiscal de horas. La verdad es que desde una altura razonable la vista y la belleza ganan puntos. Una familia amable abre sus puertas para disfrutar de la estampa trinitaria. Por fin el silencio comienza a extenderse, algo que consiguen los costaleros que intentan sacar con sutileza el paso de misterio, el de Nuestro Padre Jesús Nazareno en su encuentro con la Santa Mujer Verónica. La altura de esta puerta lateral no es suficiente para que el titular salga de manera triunfal, pero sí con el triunfo de sus costaleros, que casi lo hacen a ras de suelo. Aplausos para ellos cuando concluyen esta operación y suben a pulso el paso, cuyo Señor estrena nueva estética al llevar corona de espinas por primera vez. Tras ellos, las esclavinas. Un buen número. El relevo en la Santa Faz está totalmente garantizado. No hay duda. El sol no quiere faltar a esta cita y se despide rozando la espalda del paso de misterio que llega ya a la calle Tesoro. Nadie mira hacia el interior del templo. Las miradas se dirigen, sin ningún tipo de reparo, hacia la anterior estampa que no deja de cautivar una y otra vez.

Cuatro jóvenes tienen a bien romper este momento, que muchos tildarían de místico incluso. "Ahora nos vamos a ver el Prendimiento", dice uno, mientras calcula por dónde puede ir el paso de los salesianos. Otro lamenta el calor de la tarde y la larga espera. Un tercero quiere ir a contemplar La Sangre, mientras que el cuarto toma la decisión por todos ellos, abre el camino y se van. Mejor, más espacio para los demás y para comprobar la hermosura del paso de palio. Sin problemas, sin tener que ponerse de puntillas y hacerse aún más daño en los pies y evitando giros inesperados. Bien por quienes lo consiguen. Es un lugar mejor o peor, pero bueno para ver, rezarle quien quiera o, simplemente, para admirar a la Señora de la Trinidad y Santa Marta. Aplausos, bocas abiertas, la Virgen de la Trinidad está en la calle. Por el esfuerzo de quienes la portan con sumo cuidado y cariño, por el esfuerzo de los que aguantan de pie el tiempo que sea necesario sin queja alguna a que salga, por todos ellos.

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