Jueves santo

Jueves Santo de sabor agridulce

  • Sólo tres cofradías, el Nazareno, la Sagrada Cena y el Caído, completan sus recorridos procesionales. La capital se queda sin Madrugada.

Pudo ser mejor, pero también peor. El Jueves Santo acabó con un resultado muy dispar para las hermandades que celebran en este día su estación de penitencia. La responsable fue la lluvia, que empezó a caer antes de lo previsto por Meteorología. La Sagrada Cena, el Nazareno y el Caído fueron las únicas que celebraron sus procesiones al completo y, por tanto, llegaron a la carrera oficial. La Caridad y el Esparraguero tomaron la calle, pero la evidente amenaza de precipitaciones les obligó a regresar a sus templos sin haber pisado Claudio Marcelo y la plaza de las Tendillas. Las Angustias, la corporación que cerraba la jornada poco antes de la medianoche optó por suspender el cortejo sin ni siquiera asomar la cruz de guía a la puerta de la iglesia de San Pablo, que está situada a pocos metros de la carrera oficial. La Buena Muerte, por su parte, cumplió el guión previsto para la Madrugada e hizo oficial su negativa media hora antes de la prevista para su salida.

A la Sagrada Cena, la primera hermandad del Jueves Santo en iniciar su procesión, volvió a caerle el peso de la responsabilidad de decidir si se echaba a la calle. Lo hizo puntualmente tras el preceptivo cabildo de aguas bajo un cielo que mezclaba sol y nubes –grises y blancas- a partes iguales. Lució su estreno, el dorado completo, respiradero incluido, de su enorme paso de misterio y sembró optimismo entre los cofrades que se desplazaron a Poniente.

Tras la cofradía radicada en la parroquia de San Álvaro de Córdoba, el Nazareno y el Caído le plantaron cara igualmente al riesgo de lluvia y alegraron la tarde aún más si cabe. Los primeros, en absoluto silencio, se dirigieron hacia la carrera oficial. Los de San Cayetano, con un importante número de toreros tras el paso del Señor, bajaron la cuesta en dirección al Colodro bajo un cielo que advertía de lo peor. Frío, viento, nubes –muchas- y alguna gota de agua aislada para asustar.

La Caridad y el Esparraguero fueron las siguientes en decidir. Ambas dieron un sí titubeante, aunque finalmente se pusieron en la calle. La tarde se había empeorado hasta el punto de que la previsión meteorológica había incrementado el porcentaje de riesgo de precipitaciones. Aún así, tiraron de valentía para dirigirse a la carrera oficial, a la que no llegaron. Había motivos de sobra para no hacerlo. La Caridad se giró en la calle de la Feria y el Esparraguero, escoltado por sus costaleros, hizo lo propio a la altura del Realejo.

El Nazareno fue la primera de las tres cofradías que llegaron a la carrera oficial en llegar a su sede canónica. Le siguieron la Cena y el Caído, que tuvieron que acelerar sus cortejos para llegar antes a sus iglesias. Los de Poniente, sorprendidos por la lluvia, tuvieron que proteger su misterio bajo un plástico; y los de San Cayetano llegaron a utilizar el arco de la Torre de la Malmuerta como protección de la Virgen de la Soledad. La lluvia fina estaba empapando. A pesar del mal tiempo, ninguna de estas cofradías se recogió en la soledad de la noche. Varios centenares de personas esperaban a los titulares en los alrededores de las iglesias.

Con este panorama, ni las Angustias ni la Buena Muerte tuvieron la más mínima duda acerca de la suspensión del cortejo. Llovía y, claro, es motivo de sobra para no salir. Habrá que esperar otro año para disfrutar de la Madrugada, ausente en esta ocasión aunque sí hubo oportunidad de visitar la iglesia de San Hipólito, con turnos de vela a las imágenes de la Buena Muerte, el Cristo de la Buena Muerte y la Reina de los Mártires.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios