Semana Santa

Cristo resucita en Montilla

  • Dos centenares de actores representan los últimos días de la vida de Jesús, en una obra multitudinaria y que hace una narración fiel al relato de la Biblia

J ESÚS volvió ayer a resucitar en plena campiña cordobesa. Como ocurre desde hace ya 23 años, el pabellón de deportes de Montilla volvió a convertirse en Jerusalén para acoger la representación de los últimos días de la vida de Cristo, una obra multitudinaria en la que salen a escena 200 actores y que es posible gracias a la participación de 400 personas. "La implicación de los montillanos continúa. Hay personas que empezaron a salir cuando apenas sabían andar y ahora tienen algún papel destacado", explica con orgullo Lola Navarro, la presidenta de la Asociación Cultural La Pasión. Su propio hijo, José Juan Panadero, es un ejemplo de lo que implica este ánimo pasionista: con apenas cuatro años, empezó a salir de figurante en el pueblo; ahora encarna a San Juan.

La Pasión, no obstante, va más allá de los nombres propios, dice Navarro. Es fruto de un trabajo colectivo de meses que ayer por la tarde cristalizó en dos funciones multitudinarias. Llegaron autobuses de Córdoba capital, Jaén y Ciudad Real, muestra de que el interés por la obra no decrece aunque pasen los años. Entre otros motivos, por las propias dimensiones de la escena: "Son 50 metros lineales, el escenario más grande de España", explica Navarro. Esto permite el montaje simultáneo de tres cuadros; en algún momento de la representación, hay dos abiertos. Así que "la coordinación para que todo salga correcto es enorme", subraya la presidenta.

Aparte de su valor como representación dramática, La Pasión es una catequesis en vivo de los últimos días de la vida de Jesús a través de 17 cuadros. La narración es "totalmente fiel" a la Biblia, dice Navarro, desde la entrada triunfal en Jerusalén a la crucifixión, descendimiento y resurrección de Cristo. Los montillanos y quienes conozcan la Semana Santa local, además, son capaces de identificar la mayoría de las procesiones que a partir de hoy recorren la localidad, pues las escenas intentan reproducir los pasos, como el de la Juventud -escena de la presentación al pueblo-, el Prendimiento -en el que participa la Centuria Romana Munda- o el del Descendimiento.

Los momentos anteriores al inicio de la representación se viven con intensidad en el pabellón de deportes, con los actores dando el último repaso a sus papeles y los últimos retoques a la iluminación y la escenografía. Así hasta que, con las primeras luces, Jesús -Pablo del Árbol- realiza la entrada triunfal en Jerusalén tras dos meses de intensos ensayos. Otros papeles fundamentales son los de Anás -Bosco Portero y Manuel del Árbol, en la segunda sesión- o María -María José Contreras-. "La crucifixión y el descendimiento son los cuadros más complicados desde el punto de vista del montaje", reconoce Navarro. Y también los más apreciados por los varios cientos de personas del público: "No se oye ni la respiración", dice la presidenta de la asociación cultural.

En este municipio de la Campiña, La Pasión es el pistoletazo de salida a una fiesta que condensa de una forma palpable siglos de tradición, de historia, de religiosidad popular y de cultura, todo un acontecimiento cultural y social en el que participan, de una manera u otra, unas 10.000 personas a lo largo de todo el año. Hablar del origen de la Semana Santa montillana es hacerlo, inevitablemente, de la génesis de su hermandad primigenia: la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz, cuyas primeras referencias históricas datan de la primera mitad del siglo XVI. Posteriormente, surgen las hermandades de Nuestra Señora de La Soledad, en 1588, y de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en 1590, cuyos titulares se han convertido, a lo largo de los siglos, en dos auténticos puntales de la religiosidad popular, despertando una devoción entre las generaciones montillanas que todavía se mantiene.

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