Las imágenes que fueron

La quinta estación perdida

El cirineo de Sebastián Santos.

El cirineo de Sebastián Santos. / Juan Carlos Muñoz

DESDE sus orígenes la Hermandad de Pasión rendía culto en el primero de sus pasos a la quinta estación del vía crucis: Jesús con la cruz a cuestas acompañado de Simón de Cirene. Hasta el año 1974 el Nazareno de Martínez Montañés iba acompañado por una imagen de Cirineo realizada entre los años 1968 y 1969 por el imaginero Sebastián Santos Rojas, uno de los mejores escultores sacros del siglo XX. La escena fue suprimida por las recomendaciones de Francisco Peláez del Espino, quien aseguraba que los daños que sufría el Señor de Pasión se debían en parte a esta imagen. La corporación ha votado hasta en dos ocasiones recuperar esta escena, aunque sin éxito por un escaso margen.

La imagen del Cirineo de Sebastián Santos procesionó por primera vez acompañando al Señor de Pasión en el año 1970 –aunque sólo pudo completar la estación de penitencia en una ocasión por la lluvia– y sólo hasta 1974, cuando el cabildo de oficiales, en base al citado informe de Peláez del Espino, decide suprimir la escena. Una vez restaurado el Nazareno, la junta que presidía Francisco Navarro Sánchez del Campo solicita una serie de informes técnicos y artísticos a varios eruditos en la materia para decidir sobre la vuelta al paso de la imagen.

El primero de estos informes lo firma el 7 de enero de 1989 el propio Peláez del Espino, quien asegura que “la imagen del Cirineo no daña en absoluto al Señor, una vez cambiada la antigua y pesada cruz de madera por otra menos pesada de material acrílico”. No obstante, recomienda consultar a un físico para ampliar los datos “con el fin de buscar el punto exacto de anclaje de la cruz y la forma de su colocación”.

La hermandad recurrió a José Javier Brey Ábalo, catedrático de física de la Universidad de Sevilla, a fin de conocer cómo afectaba a la imagen del Señor la presencia de la figura de Simón de Cirene. Brey Ábalo concluyó en su estudio que “la cruz y el cirineo producen efectos positivos para la seguridad de la imagen de Pasión, pues frenan las oscilaciones de la misma alrededor de sus pies cuando se va moviendo el paso”.

El cirineo de Sebastián Santos tras su restauración. El cirineo de Sebastián Santos tras su restauración.

El cirineo de Sebastián Santos tras su restauración. / Juan Carlos Muñoz

Otra de las personas consultadas fue Ricardo Comas Facundo, profesor de Bellas Artes. En su informe, fechado el 31 de octubre de 1988, expone: “El Nazareno parece estar concebido para ser acompañado por la figura del Cirineo, y naturalmente esta escultura participa en el grupo como complemento del mismo, y al ser retirada queda descompuesto”. Comas Facundo se decanta por reponer el Cirineo de Sebastián Santos: “El tamaño, la inclinación, el color de la encarnadura, la manera de sostener la cruz… está pensado con gran cuidado y sabiduría para conseguir la composición y el conjunto que hemos visto cuando hacían estación de penitencia las dos figuras”.

Por su parte, Jorge Bernales Ballesteros, catedrático de Historia del Arte de la US, en su respuesta a la hermandad también mostró su total conformidad con la reposición del Cirineo: “Por ser una tradición de Sevilla, documentada desde el siglo XIX y con referencias literarias desde el XVII”.

En el mismo sentido, se posicionaba el profesor José Hernández Díaz. Exponía en su informe que “Jesús de la Pasión es una imagen encorvada, destinada, a mi modesto juicio, a la colaboración del Cirineo, razón por la cual el patibulum bascula suavemente en ligera diagonal dispuesto para ser sostenido por alguien que le auxilia. Al desaparecer temporalmente el cirineo, por acuerdo no plausible, la composición queda incompleta y la posición de la cruz de modo ilógico. Juan Martínez Montañés debió representar la escena con dos figuras, y así permanecería largo tiempo, sin atreverme a afirmar que siempre…”.

Sebastián Santos junto a su imagen. Sebastián Santos junto a su imagen.

Sebastián Santos junto a su imagen. / M. G.

La junta de gobierno presidida por Francisco Navarro Sánchez del Campo, convocó a los hermanos en cabildo extraordinario en 1992 para decidir sobre la reposición del Cirineo de Sebastián Santos al paso procesional. La propuesta fue rechazada por pocos votos de diferencia. Más recientemente, en 2009, los hermanos eran cuestionados nuevamente por esta cuestión con el mismo resultado.

Tras permanecer años oculto en un almacén, la hermandad, siendo hermano mayor Javier Criado, acometió la restauración de esta fabulosa talla. Fue Enrique Gutiérrez Carrasquilla el encargado en 2011 de devolverle todo el esplendor al Cirineo. Desde esa fecha se puede ver en la iglesia del Salvador.

“El cirineo de Sebastián Santos es una obra naturalista de primer nivel. Cuenta con un acabado técnico realmente importante. El escultor se autorretrato. Sebastián lo realiza teniendo en cuenta las referencias iconográficas barrocas, pero se sale de la línea estilística del XVII para hacer una obra moderna y con naturalismo equivalente al del Señor. Esta sí es una obra a la altura de la imagen de Pasión. Es muy difícil estar a esa altura, y lo está”, explica Andrés Luque Teruel, profesor de Historia el Arte de la Universidad de Sevilla.

Salida de Nuestro Padre Jesús de la Pasión de la iglesia del Salvador en el Santo Entierro Grande el Sábado Santo de 1965. Salida de Nuestro Padre Jesús de la Pasión de la iglesia del Salvador en el Santo Entierro Grande el Sábado Santo de 1965.

Salida de Nuestro Padre Jesús de la Pasión de la iglesia del Salvador en el Santo Entierro Grande el Sábado Santo de 1965. / Archivo Delgado-Roig

Esta imagen de cirineo ha sido la última que ha salido junto al Señor de Pasión, pero ha habido otras que, por su menor valía artística, no llegaron a cuajar, pese a salir durante más años. En 1950, la Hermandad adquirió un cirineo, cuya cabeza y una de sus manos se atribuyen a la gubia de Juan de Mesa, mientras que el resto del cuerpo lo comenzó José Rodríguez Fernández Andes y lo concluyó Luis Ortega Bru, encargándose de su policromía Juan Miguel Sánchez. Figuró en el paso hasta 1969. “Esta obra se adaptó, de ahí su rigidez. No es una talla acabada. Tiene el valor de la firma, pero no estaba a la altura del Señor”, indica Luque Teruel. La cabeza se puede ver en una hornacina en la iglesia del Salvador.

Aunque históricamente consta que Pasión ha ido acompañado por un cirineo, Luque Teruel sostiene que la propia postura del Señor desmiente que fuera concebido para ello. Tampoco comparte los criterios esgrimidos por Peláez en los que recomendaba su eliminación de un paso que, por otra parte, está concebido para portar dos imágenes.

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