En la etiología de la hipertensión arterial, el componente genético no lo es todo, también intervienen factores ambientales. Existe evidencia científica de la asociación entre el consumo elevado de sal y las enfermedades crónicas, de modo que la reducción del consumo de sodio podría ser una medida de gran relevancia para la salud. Parece que el consumo de sodio, principalmente a través de la sal, en nuestra sociedad, es mayor del necesario.

Según las conclusiones de la tercera convención de la estrategia NAOS, celebrada recientemente en Madrid ((Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad), "las estrategias poblacionales para la reducción del consumo de sal funcionan; para favorecerlas debe alcanzarse un entorno de colaboración entre las administraciones y el sector privado, junto al intercambio de información entre los diferentes estados y las organizaciones de ámbito internacional, con el fin de actuar de forma sinérgica". Además considera necesaria la realización de estudios científicos para mejorar el conocimiento sobre el consumo de sal, y para la evaluación y seguimiento de las intervenciones llevadas a cabo.

La educación nutricional de la población para reducir el consumo de sal es importante. Sin embargo, la mayor parte del sodio no se ingiere de forma consciente sino a través del consumo de alimentos procesados (pan, embutidos, quesos, paltos preparados, etc.), por lo que debe trabajarse para lograr su disminución en los alimentos. Según se puso de manifiesto en el citado encuentro, las estrategias de reformulación de la composición de los alimentos de carácter voluntario pueden ser muy útiles y dar buenos resultados, por lo que deben promoverse.

En el año 2005 se puso en marcha la Estrategia NAOS desde el Ministerio de Sanidad y Consumo, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), con el objetivo de sensibilizar a la población del problema que la obesidad representa para la salud, y de impulsar todas las iniciativas que contribuyan a lograr que los ciudadanos, y especialmente los niños y los jóvenes, adopten hábitos de vida saludables, principalmente a través de una alimentación saludable y de la práctica regular de actividad física.