Cancionero | Opinión de Ramón Ramos sobre la crisis del coronavirus en Granada

No hago otra cosa que pensar en ti

No hago otra cosa que pensar en ti

No hago otra cosa que pensar en ti

Un coche de la Policía Local pasó hacia las doce, a mediodía, bajo mi terraza. Una voz femenina conminaba a la ciudadanía a refugiarse en sus viviendas. Una pareja entrada en años era la única concurrencia a esa hora en la vía pública y la patrulla policial paró a su altura. No escuché la conversación pero los argumentos de los viandantes debieron ser convincentes: continuaron su camino sin amonestación aparente de los agentes.  

La imagen era novedosa para mí. Probablemente ese coche de la Policía Local con megafonía haya sido habitual en otras zonas; en mi calle, no. La primera vez que los veía y escuchaba, suficiente novedad en estos días de abulia para mirar por la ventana. Jornadas de abulia, Netflix y Youtube para evocar ese tema de Joan Manuel Serrat, de 1971: No hago otra cosa que pensar en ti. En sus versos, el cantautor catalán mira por la ventana y se fuga "con una niña que iba en bicicleta" pero en seguida se distrajo con un vecino que "no hacía más que rascarse la cabeza". A mí anoche me distrajeron un par de vecinos, pero no porque se rascasen la cabeza sino porque armonizaban el discurso del Rey con unas cacerolas sin suficientes decibelios para apagar las animosas admoniciones del monarca, que llegaban con varios días de retraso.  

En todo caso, la situación general que vivimos desde el sábado nos equipara a la situación que cantaba Serrat. Si al cantautor que ha puesto banda sonora sentimental a varias generaciones de españoles se sintió en aquellos días que compuso esa canción abandonado por las musas -"hoy las musas han 'pasao' de mí"- hasta temer que estuviesen de vacaciones, imagínense a los demás, que hemos hecho de una salida cada cuatro días al supermercado el horizonte inmediato de nuestras ilusiones. Yo, al menos, así me sentí, ayer miércoles, cuando por primera vez me aventuré a pisar la calle en busca de las necesidades alimentarias más elementales y ya sueño con la próxima salida, el lunes probablemente, en que me volveré a sentir como un niño vestido de primera comunión. 

No hago otra cosa que pensar en ti escribió Serrat. ¿En quién?, ¿en qué?, me pregunto yo. Y no sé si ayuda la encuesta que abrió hace un par de días Granada Hoy a la busca de conocer qué tapa echamos de menos. ¡Hombre!, en principio la ensaladilla rusa de Casa Leo. Pero también los churritos del Café Fútbol, donde homenajearé el primer desayuno con diamantes cuando el Gobierno lo autorice. Considérense convocadas las acompañantes habituales que cuando lean estas líneas y cuando nos levanten el toque de queda serán cordialmente invitadas.

Entretanto, comprenda aquel amable lector que tenga a bien detenerse en estas líneas que si las musas abandonaron a Serrat es lo más normal que los demás -menos poetas, menos músicos, menos cantantes que el catalán- nos sintamos en la misma situación. El cantante buscaba una canción y se perdió "en un montón de palabras gastadas". A mí me encargan este cancionero y "no hago otra cosa que pensar..." ¿en qué? "...y no se me ocurre nada". Serrat encendía "un cigarrillo y otro más" pero yo no he fumado en mi vida, Serrat buscó "mirando al cielo inspiración" y yo, al imitarlo, también "quedé 'colgao' en las alturas" y, en conclusión, viendo que las musas también han 'pasao' de mí más que pensar que "andarán de vacaciones", como concluía el cantante, temo que también esas divinidades que, según la mitología griega, inspiraban al arte están hoy confinadas por el Gobierno, en arresto domiciliario y temiendo salir a la calle por si las sorprende el mismo coche de la Policía Local que este mediodía pasó bajo mi ventana.

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