Nuevas respuestas

La alta prevalencia de discapacidades es una realidad palpable en pacientes crónicos

La sanidad tiene muchos desafíos para poder ser capaz de responder con solvencia a las nuevas necesidades sociales y a los retos que se plantean con otras necesidades como sucede, por ejemplo, con muchas de las nuevas terapias que suponen un alto coste y una necesidad de reorganizar la asistencia.

En cualquier caso, uno de lo elementos más relevantes y al que quiero dedicar estas reflexiones es el relacionado con la cronicidad y con el envejecimiento poblacional que (juntas o por separado), generan circunstancias en las que una gran cantidad de pacientes requieren cuidados de fisioterapia y rehabilitación para encontrar respuesta adecuada a las diferentes discapacidades que presentan y que condicionan y empobrecen su calidad de vida cotidiana.

Y como resulta que la alta prevalencia de estas discapacidades es una realidad palpable en esos pacientes crónicos y personas mayores, es por eso que se hace necesario considerar como una prioridad redefinir cualitativa y cuantitativamente tanto el contenido de la cartera de servicios actual, como el equipamiento y la dotación de recursos humanos que serían necesarios en el corto, medio y largo plazo.

Es más, buena parte de las necesidades en materia de fisioterapia y rehabilitación están ya (y se incrementarán en el futuro) en el ámbito asistencial de las residencias de mayores. Allí donde la respuesta en términos de recursos y equipamiento es adecuada, los resultados en calidad de vida son tangibles y satisfactorios. Este es un asunto de hondo calado que requiere (junto a otros) una redefinición estratégica del sistema sanitario y un adecuado enfoque de coordinación sociosanitaria porque, claramente, supone una necesidad en crecimiento y una necesidad no bien satisfecha. Ello afecta a la calidad de la respuesta integral que un sistema sanitario y social debe ofrecer a las necesidades de la población afectada.

La inversión en recursos humanos y en equipamiento para responder con solvencia a estas necesidades es, con seguridad, una inversión relevante y junto a otras importantes necesidades de nuestra sanidad futura, obliga a una planificación estratégica que valore los esfuerzos necesarios como una inversión rentable para la sociedad. Una planificación estratégica que, además, permita periodificar y priorizar las acciones y las inversiones, incorporando elementos de evaluación que aporten transparencia y certidumbre del buen control de esa planificación.

Para hacer las cosas bien en esta materia, se requiere la participación y la aportación de las organizaciones profesionales expertas en fisioterapia y rehabilitación, en geriatría, en medicina familiar y comunitaria, en enfermería, así como la incorporación de pacientes y ciudadanos que en diversas organizaciones y asociaciones trabajan y actúan solventado y mitigando las carencias actuales.

Tenemos la oportunidad de afrontar adecuadamente este reto de futuro y resolver las necesidades de miles y miles de personas en situación de dependencia y cronicidad incorporando este asunto en las prioridades de la política sanitaria y social. Los potenciales beneficios en salud y calidad de vida son evidentes. Los potenciales beneficios en términos de retorno económico por la inversión en equipamiento y recursos humanos, también lo son. Por eso conviene ponerse manos a la obra y ofrecer nuevas respuestas en materia de rehabilitación. Creo que estamos obligados a ello.

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