Enfermedad hepática en pacientes con VIH

Combatir el hígado graso implica mayor prevención de la obesidad

  • Un infectólogo del Hospital de Valme, Juan Macías, forma a profesionales en centros canadienses

El equipo de enfermedades infecciosas del Hospital de Valme fue de los primeros en evidenciarla utilidad de una tecnología, el fibroscan, para el manejo de este problema en población con VIH.

El equipo de enfermedades infecciosas del Hospital de Valme fue de los primeros en evidenciarla utilidad de una tecnología, el fibroscan, para el manejo de este problema en población con VIH.

Hospitales de Montreal, Toronto y Ottawa han sido los centros canadienses donde el infectólogo del Hospital Universitario de Valme de Sevilla, Juan Macías Sánchez, ha acudido invitado para hablar sobre la enfermedad hepática grasa no alcohólica (NAFLD) en pacientes infectados por VIH. Su experiencia nació hace casi más de una década con el estudio de biopsias de hígado en hepatitis C y VIH para tratar de comprender los mecanismos del hígado graso y su relación con fenómenos relacionados con la inflamación del hígado y la esteatohepatitis no alcohólica.

Según Macías, “en ese análisis vimos que teníamos una frecuencia muy alta de hígado graso en determinada población con VIH y luego teníamos una frecuencia alta de esteatohepatitis que, además, condicionaba la aparición de la fibrosis hepática”, explica Macías. En 2011 pudieron aprovechar una tecnología, el fibroscan, que permite la cuantificación de la rigidez hepática y con ello de la fibrosis, para hacer ese diagnóstico sin necesitar biopsiar.

Así, comprobaron que hasta un 40% de la población con VIH tenía hígado graso y, lo más interesante, que los factores que se asociaban al hígado graso eran los mismos que en la población general. Según explica el investigador, “no hay ningún factor relacionado con el VIH que incrementara el riesgo de hígado graso”. En estudios posteriores confirmaron eso y además pudieron estudiar qué tratamientos aumentaban o disminuían el riesgo de hígado graso en pacientes con VIH. “Hicimos un ensayo clínico en que abordamos este efecto en un tratamiento concreto y lo sustituíamos por otro. Eso ayudó a que muchos pacientes cambiaran de tratamiento y disminuyeran su hígado graso o el riesgo de tenerlo”, aclara.

A la hora de analizar qué importancia tiene esto para el futuro, el experto subraya que el factor que se relaciona de modo más intenso con el hígado graso es la obesidad. La apuesta está en conseguir en reducir el sobrepeso y la obesidad en estos pacientes.

La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una enfermedad en la que se acumula grasa en el hígado. La esteatohepatitis no alcohólica es una forma de NAFLD en la que, además de acumulación de grasa en el hígado, hay inflamación y lesión de las células hepáticas.

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