Tribuna

Dr. Francisco Miralles

Por el bien del paciente

Una cuarta parte de las agresiones a profesionales ocurren en Andalucía

Hace tiempo leí que la violencia es el resultado de personas que se engañan para creer que su dolor es provocado por otros seres humanos, y que por tanto estos merecen ser castigados.

Al principio me pareció un análisis algo simplista para un tema demasiado complejo como es el aumento de los actos violentos en nuestra sociedad. Recientemente, un médico internista en formación, coloquialmente un residente, resultó agredido brutalmente, junto a parte del personal de enfermería, por los familiares de una paciente en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Desgraciadamente es uno más de los numerosos casos de cobardía y violencia que sufre el personal médico y sanitario en los hospitales.

Estas agresiones se producen cuando el médico está ejerciendo una profesión que se caracteriza por la ayuda constante a los pacientes y por la defensa de su salud, resultando paradójico que esa agresión se produzca hacia quien trata de ayudar. En el año 2017, escenas como éstas se produjeron más de quinientas veces en España; la cuarta parte de ellas en la comunidad de Andalucía.

Estos sucesos nos duelen en lo más hondo porque con cada una de las agresiones no sólo se daña físicamente al agredido, sino psicológica y moralmente a todo el colectivo médico.

Son muchas las razones que se esgrimen para intentar entender el aumento de las agresiones al personal sanitario.

La incertidumbre ante la enfermedad, los tiempos de espera, la saturación de los centros, la posible carencia de la información que el familiar exige y un largo etcétera de motivos que, no lo olviden, inquietan tanto al paciente como al médico. Pero por mucha que sea la inquietud o el estrés del familiar es difícil justificar estos comportamientos agresivos. Olvidan que el médico entiende su profesión como una misión humanitaria a favor del otro, o que el deber más elemental del médico es no hacer daño a su paciente; al contrario, su compromiso principal es hacerle el bien.

Quizás haya que reivindicar con más fuerza la verdadera misión y esencia de la Medicina en general, y de la especialidad de Medicina Interna en particular, para que la sociedad valore, no ya el sistema sanitario, si no a uno de sus motores como son los médicos. La sociedad debe saber que los pacientes son nuestra razón de ser y que es para ellos para los que hemos dedicado nuestra carrera, es por ellos por los que nos empeñamos en mejorar todos los días en todos los ámbitos y en nuestra forma de comunicar la información difícil.

Los especialistas en Medicina Interna gozan de un altísimo nivel en España, y se han convertido en el pilar asistencial del sistema hospitalario de nuestro país: somos los especialistas que más altas hospitalarias generamos, aproximadamente el 20%, lo que supone unos 700.000 pacientes al año. Muchos desconocen que nuestros enfermos son especialmente complejos por las múltiples enfermedades asociadas, por la edad, por la dificultad de manejo lo que induce mayor incertidumbre.

Querido paciente, piense que buscamos siempre lo mejor para usted.

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