COSMOLOGÍA

Cultura y vida, desde las estrellas

  • Desde la Prehistoria, el hombre se ha mantenido firme en su empeño por conocer qué hay detrás de la inmensa bóveda celeste. Un congreso en Granada analiza las diferentes teorías sobre la formación del Universo

Quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, tres interrogantes eternos pero imposibles de responder en términos objetivos. A lo largo de la historia se ha utilizado la Astronomía como herramienta para orientar al ser humano en el laberinto de la vida. En cada cultura en la que el hombre ha evolucionado ha existido también una cosmología con su propia historia de cómo llegó a formarse el Universo y hacia dónde se dirige, como un puzzle.

Algunas pinturas rupestres ya hablaban de la forma en la que esta cultura veía el mundo. Más tarde, egipcios y mesopotámicos desarrollaron toda una teoría más avanzada con el objetivo de dar respuesta a sus necesidades metafísicas, y algunos testimonios del pasado basados en los misterios del cielo se encuentran representados en los silenciosos monumentos de épocas remotas como Stonehenge en Inglaterra, Chichén Itzá en México o Abu Simbel en Egipto, en cuya orientación está plasmada la visión que estos pueblos tenían del tiempo y del espacio.

Los egipcios fueron sagaces y desarrollaron también el primer calendario solar, que se convirtió en “una herramienta poderosa para orientarse en el espacio y en el tiempo”, como afirma el investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias Juan Antonio Belmonte, organizador de Cosmology across cultures, un congreso que durante estos días ha tratado de arrojar luz a las grandes interrogantes del hombre y que ha contado con la participación de científicos e investigadores de todo el mundo. Hallado a partir del estudio de los astros, esa especie de calendario solar fue el primero en conocerse en la Historia y surgió a principios del tercer milenio antes de Cristo.

Al comienzo de nuestra era surgieron en Europa Occidental, en el Norte de África y en algunos puntos de las costas mediterráneas, construcciones culturales como los dólmenes o menhires, que además de su función religiosa estaban relacionados con factores astronómicos y con la visión que tenían sobre el Universo.

La cultura griega aportó cambios a la cosmología con el valor que se le otorgó a la experiencia observacional. Pero sólo duró un par de siglos... En el Medievo y  con el Cristianismo,  la Cosmología permaneció estancada durante un tiempo y no volvió a resurgir hasta el Renacimiento con las aportaciones clave de figuras tan destacadas como Galileo, Kepler o Copérnico.

La Cosmología moderna estudia la construcción del Universo a través de la Teoría General de la Relatividad planteada por Einstein,y utiliza también hipótesis y principios que, como indica el responsable del Instituto canario “sobrepasan la experiencia” y en algunos casos se anticipan a ella, siguiendo un método que es común a muchas ciencias.

En la actualidad, la teoría imperante es el modelo del Big Bang, que explica la formación del Universo a partir de  la gran explosión, después de la que apareció la raza humana. Nuestro lugar dentro del Universo, según Belmonte, está en la Tierra “por mero accidente, pues si un asteroide no hubiese extinguido a los dinosaurios, no estaríamos aquí”.

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