valle del guadalquivir

La superficie citrícola aumentará un 10% durante los próximos cinco años

  • Los agricultores advierten de la falta de mano de obra ante el aumento de la producción

  • La campaña concluirá con un aumento en la producción del 5% respecto al aforo previsto

Un trabajador durante la campaña de recogida de la naranja.

Un trabajador durante la campaña de recogida de la naranja. / rafael morales

Los agricultores prevén un aumento entre el 5 y el 10% de la superficie destinada a naranja en el próximo lustro en la Vega del Guadalquivir. "Vamos a experimentar un aumento de producción en los próximos años significativo de entre un 5 y 10%, si no anual, cada dos años. Eso va a hacer que haya un aumento importante de hectáreas que entren en producción y va a generar, lógicamente, un aumento de mano de obra", pronostica el gerente organización de productores Sunaran, Antonio Carmona.

En este sentido, algo que ya están estudiando los productores es cómo hacer frente a la bajada de personal en la recolección, algo que ha empezado a manifestarse en esta temporada: "No digo que haya habido grandes problemas, pero sí empezamos a ver y a notar que vamos a encontrar dificultades el día de mañana para tener a disposición la mano de obra necesaria para, sobre todo, ese aumento de producción que vamos a tener en los próximos años", reconoce. Esta causa puede deberse, según Carmona, al sistema económico global donde "el sector laboral se mueve en distintos sentidos" e insiste en que "sí hemos empezado a notar cierta falta de disponibilidad, sobre todo, en momentos puntuales de picos de campañas que tenemos que intentar ver cómo solucionamos".

Respecto al balance de la campaña citrícola, el también presidente de Palmanaranja asegura que "ha sido positiva", pese a que se han producido adversidades meteorológicas como heladas en algunas zonas o granizadas en otras -algo que no ocurría desde hace tiempo-, sin olvidar las lluvias de marzo que provocaron "un cierto retraso en la recolección y en la calidad de la fruta". A este factor se añade la disminución de la demanda y del precio del producto en la última parte de la campaña "básicamente por la entrada de fruta de otros orígenes, concretamente de Egipto y Marruecos con precios mucho más bajos que los nuestros porque tienen unos costes de producción mucho más bajos que los nuestro y pueden permitirse vender la fruta más barata que nosotros", reseña.

Pese a esos matices, Carmona calcula que la producción ha aumentado un 5% aproximadamente respecto al aforo previsto de 249.000 toneladas en la provincia de Córdoba y de más de dos millones en el territorio andaluz. "Vamos a acabar en volúmenes de producción muy parecidos al año anterior. Se ha paliado esa merma que pensábamos al inicio de campaña que iba a haber", sostiene. De hecho, el pasado año Sunaran manejó 46 millones de kilos de naranjas que se tradujeron en 250.000 jornales tanto en campo como en almacén. Ese incremento productivo respecto a los pronósticos iniciales puede estar provocado también por "las lluvias del mes de marzo, que habrá hecho que la última fruta tardía habrá cogido un poco más de peso", según el gerente de la organización a productores. Sobre los precios, salvo en el último tramo, han permanecido "desde el principio de la campaña más o menos estables, en unos precios adecuados para obtener una buena rentabilidad al productor y al comercializador", valora.

La campaña comenzó con la previsión de escasez de agua, sin embargo "igual que ha causado una serie de problemas, también ha sido fundamental que lloviese en marzo lo que ha llovido", recuerda el presidente de Palmanaranja. De hecho, los agricultores se encontraban en prealerta por sequía y la situación era "muy preocupante", reconoce. Sin embargo, el panorama cambió y ahora tienen agua suficiente, a lo que se suma "una floración en buenas condiciones y a una primavera bastante templada para lo que nosotros estamos acostumbrados", detalla.

Carmona se muestra satisfecho de que se esté concluyendo la recolección de naranja justo a finales de junio, una realidad que se produce gracias al aumento de la temporalidad y las variedades tardías. "El trabajo en los almacenes todavía durara algo más porque parte de la fruta se almacenara en cámaras y se irá trabajando poco a poco", explica.

Con vistas a la siguiente temporada, Carmona prevé que "el año que viene vamos a tener una cosecha, cuanto menos, de carácter normal".

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