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La semana de la huelga feminista

  • El hombre sigue copando la mayoría de puestos de responsabilidad en multitud de ámbitos, una situación que se acrecienta en el ámbito rural, de ahí la vigencia de la protesta del 8-M

Un grupo de trabajadoras del campo, todas mujeres, en una pasera de la Denominación de Origen (DO) Montilla-Moriles.

Un grupo de trabajadoras del campo, todas mujeres, en una pasera de la Denominación de Origen (DO) Montilla-Moriles. / el día

La semana que arranca será la de la huelga feminista, en lo político y en lo social. Con lo que ha llovido y sigue lloviendo, cuesta imaginar argumentos en contra de esta movilización, pero hay quien en los últimos días está ondeando extrañas banderas para posicionarse en contra. Empezando por lo más básico: no, el feminismo no es lo contrario del machismo. Parece de perogrullo, pero hay que aclararlo una vez más. El machismo pretende la preponderancia del hombre sobre la mujer; el feminismo busca, simple y llanamente, la igualdad.

Hay quien se queja -y no siempre son hombres- de que las voces llamando a la huelga del próximo jueves, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, son reiterativas, incluso molestas, innecesarias. En el último Pleno de la Diputación de Córdoba, se debatió precisamente sobre este asunto. La proposición la defendió la diputada de IU Ana María Guijarro, responsable del área de Igualdad en la institución provincial, y se topó con el posicionamiento en contra del PP. La concejala popular egabrense Cristina Jiménez llegó a decir en tono grandilocuente que la huelga respondía a un llamamiento no para impulsar una mejoría en la situación de la mujer, sino para acabar con la civilización occidental, pues también anima, por ejemplo, a hacer un parón en el consumo.

Y es innegable que la situación de la mujer en nuestro entorno es infinitamente mejor que en otras culturas, como defendió la diputada popular, pero también es innegable que todavía queda un largo camino por recorrer para alcanzar la igualdad plena, que sólo se lograría cuando la mujer tuviera idénticas posibilidades de prosperar que el hombre; cuando la maternidad no supusiera un lastre para sus aspiraciones; cuando el cuidado de los hijos, de la familia, de los mayores no dependiera únicamente de madres y abuelas, como todavía sucede en la mayoría de los hogares, más aún en el entorno rural, donde la mujer encuentra incluso más dificultades que el hombre para acceder al mercado laboral, como reflejan las estadísticas oficiales.

Basta echar un vistazo a la actualidad de la provincia para ser conscientes de que, sí, las oportunidades no son todavía las mismas. Empezando por los principales partidos políticos, que tienen únicamente a hombres en los puestos de más alta responsabilidad -PSOE, a Antonio Ruiz; PP, a Adolfo Molina; IU, a Pedro García-. La Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO) está encabezada por otro hombre -Antonio Díaz-, así como la Cámara de Comercio -Ignacio Fernández de Mesa- o el sindicato UGT -Vicente Palomares-; la secretaria provincial de CCOO, Marina Borrego, parece ser una excepción a estos niveles de representatividad. En Córdoba tenemos un fiscal jefe, un presidente de la Audiencia Provincial, un juez decano, un rector, un jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, un comisario... La situación es similar en el ámbito rural, con denominaciones de origen o cooperativas dirigidas totalmente por hombres, como si la mujer no tuviera nada que decir o no estuviera capacitada para asumir estas responsabilidades.

Quienes tenemos la responsabilidad de contar lo que pasa en la provincia y somos testigos del día a día de lo que acontece en las instituciones, nos encontramos a diario con fotos y convocatorias de prensa donde el protagonismo absoluto es de los hombres, hasta el punto de que la presencia de la mujer es anecdótica o, directamente, inexistente. Esta misma semana ocurría, por ejemplo, en la Subdelegación del Gobierno, con motivo de la presentación de una operación de la Guardia Civil desarrollada en Baena: los cuatro y únicos protagonistas de la foto fueron hombres. Otro caso: el viernes, se incorporaron al Consorcio Provincial de Prevención y Extinción de Incendios 54 nuevos efectivos, de los que sólo uno es mujer.

Sin ánimo de cuestionar la valía de todos los nombres enumerados en estas líneas, son ejemplos que ilustran las dificultades que tiene todavía la mujer para incorporarse en régimen de absoluta igualdad a diferentes ámbitos, desde la judicatura, la seguridad o la política. Por eso esta semana ha de ser la de la huelga feminista. Sin carnets, sin colores, sin banderas.

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