Provincia

El paso a la Resurrección

  • Un centenar de vecinos participan en Iznájar en la representación de la Pasión de Cristo, mientras que en Cabra sale en procesión la Virgen de la Soledad en un soleado Sábado de Gloria

El paso a la Resurrección

El paso a la Resurrección

El Sábado de Gloria, el Sábado Santo es la jornada de la espera a la Resurrección. Apenas si hay cortejos procesionales, pero en la provincia hay varias localidades en las que sí e celebran, como en el caso de Moriles y Cabra, a la que hay que sumar la representación de la Pasión en Iznájar. Y es que, esta última localidad se vuelca desde hace varios siglos en la representación de la Pasión y Muerte de Jesús, más conocida como El Paso. En ella, más de un centenar de vecinos de este municipio de la Subbética subieron ayer a escena hasta una quincena de cuadros que componen esta obra cofrade y que dirige Rafael Quintana, quien destaca la implicación de la localidad en el desarrollo del montaje.

Los ensayos de la misma comienzan una vez que pasa la Navidad y, según la fecha, en la que se celebra la Semana Santa, cuenta Quintana, quien recuerda también que es la asociación cultural Hisn-Paso Ashar la encargada del montaje y la representación de la obra. Destaca que El Paso se considera como la escenificación de estos hechos más antigua de la provincia de Córdoba, ya que sus orígenes se remontan a principios del siglo XVII. Desde entonces, el montaje se organizaba al aire libre hasta la década de los 50 del pasado siglo, cuando por las inclemencias meteorológicas, la función comenzó a representarse en el interior de la parroquia de Santiago Apóstol en el antiguo barrio de La Viña. Así, hasta que desde hace casi dos décadas se lleva a cabo en el salón de usos múltiples de Iznájar, en el que ayer se dieron cita más de 500 personas. Es el texto de la obra La Divina Tragedia, escrita por el jesuita José Julio Martínez, el que se representa actualmente, ya que hasta 1957 los textos que se interpretaban eran los que se transmitían de padres a hijos. La obra -que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento iznajeño y de la Diputación, comienza con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y culmina con su muerte en la cruz, una de las escenas más complicadas y que representa desde hace cinco años de manera ininterrumpida Julián Rodríguez. Y es que, según explica el director de la obra, la mayoría de las personas que participan en el montaje repiten cada año, algo que les facilita el trabajo, ya que conocen los textos de antemano. Sin duda, se trata de una tradición muy arraigada en Iznájar y a la que gran parte de la localidad se suma cada Semana Santa en su organización.

En Cabra, por su parte, el Sábado Santo, al contrario que en otros puntos de la provincia, es día grande en la Semana Santa. De hecho, se nombra el día pero se cambia el apellido, ya que se conoce por Sábado de Gloria. Y todo invitó a ello un año más. Quizás, este 2018, algo más especial que de costumbre. Las miradas siempre se dirigen a la parroquia de los Remedios para el inicio del cortejo penitencial de la Virgen de la Soledad y Quinta Angustia, uno de los grandes baluartes devocionales del municipio que en esta ocasión volvió a recuperar la estampa clásica de su salida gracias al manto recientemente restaurado en los talleres astigitanos de Jesús Rosado. Un feliz desenlace para una excelsa pieza del bordado cofradiero, salida del convento de las Agustinas de Cabra en el siglo XVIII, y que en los últimos años venía presentando un lamentable estado de conservación. Fue duro el proceso iniciado por la junta de gobierno de esta archicofradía debido a lo costoso de la intervención, que se ha extendido durante varios años puesto que primero fue la saya la que fue sometida a estos trabajos y, posteriormente, el manto cuya ausencia en la Semana Santa del pasado año obligó a la reconversión de un manto de vistas, bordado por el egabrense Francisco Javier Moreno, para su salida procesional. Una jornada de felicidad, acompañada por el buen tiempo, a la que se unió la presencia de un destacamento de la Legión que amenizó el desfile de la corporación en su cabecera con su particular estilo, lo que hizo las delicias del numeroso público no sólo egabrense, sino también de municipios cercanos que cada año se acerca a Cabra para vivir uno de los momentos más especiales de su Semana Mayor, justo cuando en muchas localidades no existen procesiones en este día. El brillante cierre lo puso, ya por la tarde, la Virgen del Socorro. Un bello paso de palio que partió de la parroquia de la Asunción y Ángeles y este año varió su recorrido habitual para recuperar bellos pasajes de sus orígenes históricos en la calle La Fuente y la Puerta del Sol, donde otrora se dirigían innumerables saetas a la, entonces, dolorosa del Cerro.

Mientras, en Moriles más de una veintena de Corporaciones Bíblicas realizaron ayer su cortejo procesional por las calles de la localidad, en un colorido y vistoso desfile en el que participaron alrededor de 400 personas. En Lucena, el Sábado Santo también está reservado para una procesión, en este caso para la Virgen de la Soledad, que salió desde la parroquia de Santiago Apóstol, mientras que en Puente Genil tiene lugar la procesión del Santo Sepulcro desde la parroquia de San José.

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