iznájar

Un pantano a toda vela

  • La empresa Andalusian Laketours comienza a ofrecer viajes turísticos en barco por el embalse

Dos personas durante uno de los trayectos por el pantano.

Dos personas durante uno de los trayectos por el pantano. / a. j. roldán

La rutina consigue focalizar la percepción sobre las cosas que nos rodean. En muchas ocasiones se tiende a simplificar el modo que se tiene de mirar el entorno y se obvia toda la riqueza que existe alrededor y que, por desgracia, se relega injustamente a un segundo plano. Pero, para evitarlo, basta solo con cambiar la perspectiva para encontrar nuevos prismas o redescubrir lugares que se antojaban más que conocidos. Es lo que sucede cuando se sube a bordo del nuevo barco turístico que ha comenzado a ofrecer viajes por el pantano de Iznájar. El barco, con capacidad para 12 personas, tiene previsto realizar cuatro viajes diarios en horarios de mañana y tarde, con una duración de dos horas y media y un precio de 35 euros por pasajero que incluye durante el paseo la degustación de bebidas y tapas.

Dos rutas son las que sigue esta embarcación, una hacia la presa de Iznájar y otra bajo el puente en dirección a Loja. Durante todo el trayecto, los viajeros van acompañados de profesionales que ofrecen información y datos de interés a cerca de la historia local o el paisaje de este singular entorno natural.

"Nuestra intención es funcionar entre los meses de primavera y hasta el otoño, siempre en función de la demanda y el clima", comentó a este periódico el promotor de esta idea, Kees Leeuwestein, un holandés afincado en Iznájar desde hace 14 años en los que ha ido observando la gran proyección turística del embalse y, a su vez, analizando la viabilidad de un proyecto que, tras dos años, se ha convertido en realidad.

Las pruebas comenzaron a finales de mayo, "y eso que este año el tiempo ha estado revuelto", afirmó entre risas a bordo de este pequeño crucero que podría ser sólo el primero de su naturaleza ya que su empresa no descarta la posibilidad de ampliar la flota con otra embarcación movida por energía solar pero, en este caso, con capacidad para entre 50 y 80 pasajeros.

"Vengo de Amsterdam y allí la navegación de agua dulce es una tradición", algo que contrasta con la mentalidad que encontró en estas latitudes y la tediosa burocracia que lastra este tipo de iniciativas pioneras. "A veces hay que mirar al de al lado para comprender cómo se pueden conseguir beneficios de los recursos que nos rodean", sentenció Leeuwestein, quien se mostró esperanzado en que las instituciones públicas continúen apoyando esta y otras propuestas que vendrían a potenciar un sector, el turístico, que según sus previsiones "será un pilar de la economía local muy pronto".

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