Subbética

Una tradición cultural exime de regulación el toque de las campanas de las iglesias de Lucena

  • Un escrito rubricado por 135 vecinos solicita la regulación de estos sonidos porque "causan molestias" y son "excesivos"

  • Las parroquias niegan que usen amplificadores u otros aparatos de reproducción y afirman que continuarán tocando con la misma frecuencia e intensidad

Campanario de la iglesia de San Mateo de Lucena

Campanario de la iglesia de San Mateo de Lucena / M. González

La “realidad cultural” y justificaciones “consuetudinarias” excluyen a las campanas de las iglesias de Lucena de la regulación municipal sobre contaminación acústica. Es el razonamiento nuclear que aduce el Ayuntamiento de Lucena al desestimar, en su planteamiento general, una petición, en el sentido contrario, respaldada por 135 vecinos.

En un escrito registrado el pasado 2 de julio, ciudadanos de Lucena residentes en calles próximas a las iglesias de Santo Domingo, San Mateo y Santiago solicitaban someter a la normativa general vigente el uso de estos instrumentos sonoros. Entre otras reflexiones, defendían “moderar” su utilización y califican de “excesivo” tanto el tiempo de los repiques y otras melodías como la asiduidad diaria.

La instancia finalizaba concluyendo que la intensidad de los sonidos “causa molestias” a las personas mayores, enfermos, estudiantes y a toda persona “sensible a tal estruendo” que habitan o ejercer tareas profesionales en el entorno de “los tres mayores campanarios de la ciudad”.

En una valoración inicial, el alcalde, Juan Pérez (PSOE), recordaba que la ordenanza municipal de protección contra la contaminación acústica, ratificada en sesión plenaria en el año 2018, dispensaba, por omisión, de cualquier directriz a las campanas de los edificios religiosos y al reloj de la propia casa consistorial. En ningún momento, indicaba Pérez, había conocido “queja” alguna sobre estos toques, originariamente emitidos para anunciar, convocando a los fieles, la próxima celebración de oficios litúrgicos.

Una vez estudiados los planteamientos expresados en el texto suscrito, personalmente, por José Carlos Pérez Romero, y redactados los informes pertinentes, la junta de gobierno local avala el empleo de estos dispositivos de percusión en “los actos religiosos, e incluso con carácter extraordinario, para determinadas actividades o, llegado el caso, para el anuncio de situaciones de emergencia”.

El Ayuntamiento contempla medir los niveles de las campanas

Una tesis global complementada con distintos matices y puntualizaciones. Fuentes municipales señalan que, por el momento, han obviado el análisis de la periodicidad y la duración de las resonancias y vibraciones y carecen de pruebas fidedignas que descarten o confirmen la aplicación, en ciertos casos, de amplificadores, una técnica expresamente prohibida si provoca la superación de 65 decibelios.

Por consiguiente, las mismas fuentes precisan que el motivo de la tradición decaerá si se constata la presencia de altavoces y apuntan a la posibilidad de medir los niveles de sonidos en domicilios cercanos a los templos.

Acerca de este extremo concreto, se ha pronunciado el vicario episcopal de la Campiña y párroco de San Mateo, David Aguilera, en un comunicado difundido por el obispado de Córdoba. “Ninguna de las parroquias lucentinas utiliza amplificadores o aparatos de reproducción sonora del tañido natural de las campanas”, asegura el sacerdote.

Reconoce, a su vez, que “se puede interpretar como artificial el himno de la Virgen de Araceli que suena –cada jornada del año- a las doce de la mañana, en la parroquia de San Mateo y el himno de la Virgen de Fátima, a las seis de la tarde”. No obstante, recalca que, en ninguno de los dos casos, se sobrepasa el máximo de los 65 decibelios ni suponen “un estruendo”. Finalmente, la diócesis de Córdoba anuncia que las campanas de las parroquias de Lucena “seguirán tocando como hasta ahora en cuanto a la duración, frecuencia y timbre”.

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